Estúpida, Marié.
El día ya iba demasiado mal como para agregar una cuota más para que pasase a un completo desastre y quién lo provoco? La tonta de Marié.
Seguíamos en la misma posición, yo sosteniendo su chaqueta vagamente y él dándome la espalda.
De las personas que creí comentárselo alguna vez, definitivamente él era la última. Afloje levemente el agarre hasta que no tiré más de él, sentí a mis amigas chillando como cotorras para entrar a verme, pero al momento de llegar a donde me encontraba yo hubo un silencio sepulcral.
- Yo ya me iba.
Y con esas sencillas palabras, desapareció de la habitación. De inmediato sentí a la par mía a Mica, quien me abrazaba de forma protectora y frente a mí, se sentó en la cama Ginger mientras que Naomi permanecía incrédula donde se había retirado hace unos segundos Daniel.
- Estas bien? Te juro que casi me da un infarto cuando vi a la chica corriendo hasta a ti en cámara lenta–Exploto Mica abrazándome.
- Estoy bien.
- Pero caíste duro en el suelo, donde está la jodida enfermera de esta universidad no es que pagamos por eso?!–Se quejó Naomi preocupada.
- Estoy bien–Repetí.
- Yo creo que debemos ir a una clínica por tu cabeza, de seguro tienes algo, tu caída sonó feo–Insistió Ginger con el teléfono en la mano.
- Estoy bien, chicas!–Grite llamando la atención de las tres– He detenido el golpe con mi codo.
Mostré el morete que comenzaba salir de mi blanco brazo.
- Y qué le paso a la orangután que te empujo de esa forma?!
Las chicas comenzaron a llenarme de preguntas, las cuales respondía de manera vaga, Mica me miro fijamente un rato para luego sonreírme supongo que lucía fatal y solo quería ir a mi casa a descansar.
+
Luego de haberles insistido que se fuesen sin mí, lo hicieron. Salí del camarín con el cabello completamente mojado, eran cerca de las diez de la noche por lo que ya estaba todo oscuro en la Universidad a excepción de los pasillos principales. Cruce mi morral y mi bolso deporte lo guarde en mi casillero para llevármelo mañana. Con los golpes en mi espalda apenas podía cargar algo y el bolso pesaba demasiado.
- No sabía que las chicas tardaban tanto en bañarse.
- Pensé que te habías molestado–Pase de él caminando a la parada de autobuses.
- Por qué lo estaría?
Me voltee mirándole fijamente, su ceño estaba fruncido esperando una respuesta, la cual él ya sabía.
- Tú verás hasta qué punto le permites eso–Respondió frío.
- Que idiota– Murmure para seguir mi camino. No estaba de ánimos de discutir con nadie y menos con Daniel que implicaba un desgaste de energía.
Rápidamente se puso frente a mí con una sonrisa, quise apartarme pero tomo de mi mano.
- Vamos, te llevaré a casa, cariño–Ordeno pasándome aquel casco extra que ya comenzaba a considerar mío.
Lo medite un momento, sentía mi corazón roto por los duros golpes que me había dado mi padre, me sentía sola con pensamientos casi suicidas y de pronto, venía este chico que con tan sólo una sonrisa lograba hacerme olvidar aquellos dolores.
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Subnormal.
RomanceMarié Leblanc hija de un estricto militar, John Leblanc, deberá cambiar su vida luego de la extraña y repentina muerte de su madre pero este no es la única cosa que deberá enfrentar ya que deberá aprender que no puede ser siempre la chica dependient...