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Caminamos a lo largo de la sendera con las manos entrelazadas, Daniel me ayudo a subir a la autopista para luego meternos en algunas extrañas calles y estar frente a una casa enorme.

Era la casa del chico negro con el que se lío Mica, Bronx si mal no recuerdo.

Cuando Daniel iba a llamar a la puerta, está se abrió de inmediato para luego unos brazos cubrirlo de modo desesperado. Su cabellera rubia pareció flotar en el aire mientras que yo miraba todo desde atrás y en cámara lenta.

- Dios, creí que te habían pillado!–Exclamo horrorizada la blonda.

Alejo rápidamente su cuerpo al de ella para luego, de sorpresa, tomar mi mano y atraerme hacia él.

El rostro de Katy, el cual antes lucia afligido, ahora parecía estar en llamas ante la escena de nosotros dos tomados de la mano.

- Daniel, qué has hecho?!–Espetó duramente.

Nos adentramos a la casa, en donde enseguida el chico negro abrazo a Daniel luciendo sumamente preocupado mientras que yo no entendía nada.

Dentro de la casa habían dos chicos más, los cuales eran jodidamente iguales, y una chica que miraba toda la escena algo conmocionada por el berrinche de Katy.

- Creo que sólo esto ha quedado de tu coche–Bromeo Daniel entregándole el pino colgante de olor que tenía el auto.

- Joder– Le miro horrorizado para tomarlo en sus manos– Están ustedes bien?

- Bien?!–Exclamo Katy metiéndose en la conversación.

- Katy, por favor– Se quejó el ojiverde cerrando sus ojos.

- Katy, qué? Te has dado cuenta del gran error que has cometido al traer a está aquí?!–Exclamo superando los decibeles de una conversación tranquila.

- Que molesta–Murmure.

- Molesta has dicho?!–Sus ojos azules, furiosos, se volvieron a mí.

Cuando comenzó a acercarse a mí, la puerta principal se abrió nuevamente, dejando ver al rubio de ojos azules.

- Jota!–Exclamo emocionada la chica de pelo rizado castaño que antes se encontraba viendo el espectáculo de Katy.

- Ann– Recibió el abrazo de la castaña.

- Ya le has contado?– Pregunto Jota a Daniel.

Él negó.

La fuerte mirada de la rubia me hizo verla y ella río con aire de suficiencia.

- Dios, Daniel ya veo como estas perdiendo el gusto por las cosas buenas, pensé que tú–Me apunto con su manicure– No podías ser más horrible pero siempre me recuerdas que nada es imposible– Se burló por mi atuendo.

Era verdad, pese a que estábamos diciembre y las temperaturas comenzaban a bajar estrepitosamente Katy lucía unos pantalones azules ajustado con un top blanco dejando ver su perfecto abdomen plano. Era toda una modelo.

- Le has quitado tu ropa a un mendigo?

Todos me miraban, y bueno, sabía que mi atuendo no era el mejor. Digo, acababa de sobrevivir ahogada, el atuendo era lo de menos.

- Bueno por lo menos se fijan en mi cara y no en mis pechos–Siseé ya cansada de soportar su odio contra mí.

- Porque claramente no tienes tetas–Dijo acomodándoselas.

Subnormal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora