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Con su cuerpo completamente erguido se enfrentó a Daniel, quien le miraba expectante.

- Me atacarás?–Se burló la chica.

- Quién eres? Donde tienes a Marié–Dijo aun en su estilo de defensa.

- De qué hablas? Yo soy Marié–Dijo aun con una gran sonrisa–O es algo que tienes con ese ego que no puedes verme más fuerte que tú?.

- Marié, joder reacciona–Increpo el ojiverde.

Al bajar su guardia la electricidad que parecía ser la nueva habilidad de Marié lo invadió, haciéndolo retorcer de manera adolorida sin posibilidad de escape y peor aún, sintiendo como su carne se desprendía debido a la quemadura por lo que utilizo el calor de su energía eléctrica para potenciar su poder de fuego y lanzárselo directo a su abdomen provocando que fuese impactada en la pared.

- No tenemos que hacer esto–Suplico Daniel.–Tienes que escucharme, sé que estás ahí!

Y la risa irónica de la chica que se incorporaba nuevamente lo asecho para luego tomarle desde el cuello y tomar su rostro y así absorber su energía.

- No harás nada para impedírmelo?–Se burló.

- No, sí quieres mis habilidades y energías, por mí está bien.

Los latidos de su corazón comenzaron a invadirla, sintió como si hubiese estado dormida desde hace mucho tiempo y para cuando le reconoció. Su rostro estaba sumamente pálido y ni siquiera comenzaba a oponer resistencia, él se estaba entregando de la manera más miserable a ella.

- Pelea, joder, haz algo–Le increpo.

Los ojos de Daniel estaban verdes, tan solo sus manos eran las que permanecían del color negro pero ni siquiera era para defenderse sino que siempre ocurría eso por unos minutos cuando utilizaban sus habilidades.

Marié le soltó de golpe, haciéndolo chocar en aquel escritorio de metal. Llevo a su campo visual sus negras manos, recorrió su mirada por todo su cuerpo en aquel latón que la reflejaba y se vio en vuelta en el color negro.

Nunca en su vida se había visto de esa forma, tenía náuseas y sentía que había hecho algo horriblemente malo pero no recordaba lo que era.

- El poder te ciega–Hablo el ojiverde incorporándose mientras llevaba una de sus manos a su abdomen.–Deja que te ayude.

- No quiero ayuda, soy un monstruo!–Interpelo aventándolo duramente con la pared.

Pero el chico no estaba dispuesto ver como su chica comenzaba a auto mutilarse, puesto que al llevarse sus manos a su rostro comenzó a hundir sus uñas de tal forma que comenzaban a rasgar su delicada piel.

De un movimiento breve, y casi sin energía, quito las manos de ella de su rostro para luego él hacerlo.

- Respira, cierra los ojos y respirar–Aun con lágrimas en sus mejillas obedeció.

Sintiendo un goce extraño, y Daniel reconoció que aquella tranquilidad comenzaba hacer que la oscuridad dejara su luminosa piel por lo que entre más lejos de su corazón más real y más cerca de su novia se encontraba hasta que la puerta se abrió de un solo golpe dejado ver un desfigurado hombre frente a él.

Los ojos de Marié volvieron al negro en modo de defensa.

- Oh no hablaras de cursilerías, Daniel–Reconoció su voz enseguida–Esa chica es mía.

Subnormal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora