27
Narra Daniel.
Me desperece estirando mis brazos, sintiéndome algo vacío abrí mis ojos y comprendí que el motivo era la ausencia de Marié en la cama.
Fui hacia al comedor esperando encontrármela pero a cambio de eso vi entrar a Bronx que se quitaba su chaqueta mojada y la colgaba en la entrada.
- De dónde vienes?–Pregunte llevando un pedazo de pan a mi boca.
- No sabía que éramos pareja–Frunció el ceño mi amigo.
- Idiota–Hable con la boca llena.
- Fui a dejar a tu chica–Contesto mientras frotaba sus manos por el frío.
- Qué?–Fruncí el ceño.
Estaba considerando la idea que Marié se encontraba en el baño, nunca me plantee el hecho de que se había ido sin siquiera despedirse.
- La deje en su casa–Contesto tranquilo.
- Joder, su padre–Murmure.
Y en cuanto abrí la puerta me encontré con cuatro uniformados. Dos de ellos ya los reconocía porque estaban encargados de las cuarentenas, y los otros dos parecían ser unos novatos, lo notaba en sus rostros asustados al verme abrir la puerta.
- Daniel Schwartz, debe acompañarnos al cuartel–Hablo uno.
- No me jodas Kyle, estoy ocupado ahora–Me queje.
- Lamento infórmale que no es una sugerencia es una orden–Hablo el de al lado.
- Pues me vale mierda–Solté.
Gran error, uno de ellos saco unas máquinas parecidas a las de electrochoque pero que contenía mucho más volteos que la normal por lo que caí aturdido al instante. Aquello le sirvió a los otros dos novatos para aprovechar de esposar mis piernas y mis muñecas, con unas esposas que contenían un químico que hacía debilitar tus habilidades.
Bronx intento acercarse pero otro le retuvo electrocutándolo de manera injusta.
- Por qué haces eso?!–Gruñí mientras se acercaba a mí nuevamente con la máquina– Bronx, ve por Marié... Ahora.
Bronx asintió desde el suelo mientras que yo era metido a un camión el cual estaba diseñado para tolerar cualquier ataque de un subnormal, estaba hecho con el mismo químico que tenían las esposas por ende era imposible escapar de ahí.
Cuando el auto se detuvo abrieron las puertas, me empujaron duramente al campo de tortura de los subnormal y que ellos preferían llamarlo de campo de entrenamiento.
Luego de reducirme de rodillas al suelo, en mi campo visual apareció un ilustre hombre con sus cientos de medalla en la chaqueta, mi padre.
- No he incumplido nada!–Gruñí arrodillado, a forcé, en el piso.
- No lo has hecho?–Frunció el ceño.
- Claro que no–Cuestione.
- Y qué me dices de ayer, qué paso en el centro comercial, Daniel?–Pregunto con superioridad.
Aquello me erizo por completo, ellos sabían que estaba con Marié y me maldije por dentro por no haber sido lo suficientemente precavido para que no nos vieran juntos.
- Porque le has hecho eso a esa chica–Increpo mi padre.–Ya sabes que no puedes utilizar tus habilidades con los normales, Daniel.
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Subnormal.
RomanceMarié Leblanc hija de un estricto militar, John Leblanc, deberá cambiar su vida luego de la extraña y repentina muerte de su madre pero este no es la única cosa que deberá enfrentar ya que deberá aprender que no puede ser siempre la chica dependient...