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Luego de la confesión de Daniel, me quede en silencio sintiendo como mejillas comenzaban a teñirse al rojo vivo. Ni siquiera era capaz de emitir sonido alguno y solo eso basto para que él estallara en carcajada llamándome rocoto, a cada rato.

Me cargo en sus brazos para dirigirnos a la habitación, y cuando ya nos encontrábamos en ella me dejo caer duramente a la cama, sólo con un fin y era hacerme rabiar por lo que cuando empecé a reñirlo se posiciono sobre mí para callarme, como siempre lo hacía, con sus apetecible labios.

Lo acerque a mí enredando mis dedos en su sedoso cabello a lo cual él sonrió satisfecho, detuvo el beso para dirigir sus labios a mi cuello provocando su barba reciente me hiciera cosquillas.

- Esto significa que...

- Significa, qué?–Pregunto dejando de besar mi cuello para mirarme.

- Lo que me has dicho afuera... Esto... uhm–Balbucee.

Daniel río fuertemente para luego besar cortamente mis labios.

- Significa que estás jugando con fuego, y de forma literal–Sonrió de manera provocativa para luego volver sus ojos negros y con su mano mostrarme una pequeña llama color azul.

- Vale, pero no quiero compartirte con Kathy–Solté de pronto. Los ojos de él volvieron al natural jade para luego fruncir el ceño.

- Déjame ver sí entendí, tengo poderes, me he comportado como un imbécil los últimos día, te hago rabiar siempre que puedo y a ti lo único que te importa es que no me quieres compartir con Kathy–Se burló.

Daniel se incorporó a mi lado, por lo que ambos estábamos de lado mirándonos.

- Mm...Básicamente–Respondí acariciando su cabello.

- Vale, se supone que eso es lo que los novios hacen...–Medito– Y como eres mi novia, no veo nada de malo en ello–soltó como si nada besando mi mano.

- Tu novia?–Fruncí el ceño divertida.

- Oh vamos nena, sabes que te mueres por ser la novia de Daniel Schwartz–Se vanaglorio.

- Deja ese ego por Dios!

- Vale, vale no te enojes!–Se río.–Marié Leblanc, quieres ser mi novia?

- Mmm no lo sé.–Jugué con él.

Daniel me atrajo a su cuerpo para luego abrazarme fuertemente.

- Que modesta te has convertido, nena–Murmuro en mi cuello.

- Y tú te has puesto muy empalagoso–Cuestione.

Se alejó al instante para llevar su mano a su pecho.

- Eso fue una jugada baja, Leblanc–Se quejó fingiendo estar dolido.

- Acepto, quiero ser tu novia de un chico con poderes, genial! –Sonreí.

- Corrección... Serás la novia de un subnormal jodidamente guapo–Alzo sus cejas coqueteando.–Es hora de dormir, llevamos haciendo un escándalo desde las diez y son las tres de la mañana.

Era cierto, habíamos tenido toda esa especie de discusión sumada a que casi morimos en un accidente, este día definitivamente había sido demasiado agotador.

- Solo tengo una pregunta más–Agregue viendo como Daniel nos cubría con una manta para abrigarnos.

- Adelante.

Subnormal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora