Epilogo.
Si me preguntaran hace un año sí creería todo lo que habría pasado con mi vida por haberme enamorado de una chica y por tanto había expuesto la vida de mis amigos, respondería que eso es una mierda que yo pasaba de esas situaciones y que sin duda se habrían equivocado de persona.
Pero claro mi soberbia habría provocado no solo que me sincerara con aquella chica y decirle lo loco que estaba por ella sino que llegue a negárselo a ella tantas veces que hasta yo me lo había empezado a creer.
Era claro que Marié no querría saber nada más de mí y lo supe en el momento que despertó algo desorientada luego de haberse interpuesto entre Matt Armstrong y su verdadero padre, había sido un acto heroico. Sacrificar tu propia vida por el de alguien que apenas comienzas a conocer hablaba de lo pura y sincera que podía ser esa chica pero también daba cuenta de lo testaruda que era.
Una semana después al momento en el que abrió sus hermosos ojos castaño vi el temor en su rostro, las heridas estaban completamente sanada y eso gracias a su condición anormal por lo que estaba claro que al que miraba horrorizada era a mí.
Esa mirada fue lo último que tome de ella puesto que el haberse enfrentado en esa cabaña provoco que una fuerte carga energética se alojara en ese lugar siendo injustificado y era claro que empezarían a investigar. Con el ego completamente herido por la indiferencia de la chica a la cual ame, me entregue al Centro de Control Militar.
Las pruebas fueron horribles, me vi en vuelto a un nivel en donde seguro había sobrepasado mi nivel anterior pero para cuando llego el típico científico frente a mí que buscaba darme el resumen de cuarentena solo marco un 93% y eso solo significaba que me seguirían haciendo pruebas hasta dejarles de ser útil cuando por fin supiesen hasta donde por fin podía llegar mi 100.
Durante esos cuarenta días intente buscar a Abby pero no lo logré, los militares no hablaban de nada y mi padre, bueno mi padre era un mal nacido y al saber que estaba en su base militar lo único que hizo fue provocar que me torturaran de peor forma.
Treinta y nueve días después estaba cansando, sentía como de mi cuerpo no circulaba energía alguna y sintiendo como mi cuerpo empezaba a sucumbir en mis sueños apareció ella. Su cabello estaba largo y parecía brillar al conjunto de sus ojos, la abracé de inmediato y me fue inevitable no robarle besos a los cuales ella reía. Joder, su risa como era posible que hasta eso extrañaba de sobre manera.
Sabía que cuando uno comenzaba a morir la mente empezaba a jugarte malas pasadas pero yo amaba estaba pasada que me daba sin duda necesitaba sentir los labios de mi chica por última vez. Pero de pronto el dolor se intensifico, de la misma forma cuando te cortas profundo la piel y el dolor no deja de punzar. Abrí mis ojos en ese instante reconociendo el rostro de Abby quien me veía preocupado, su cabello ahora corto y sus brazos estaban cubiertos de sangre, mi sangre. Al cerrar mi ojos me vi frente a Marié quien también me miraba confundida mientras posicionaba sus manos en mi pecho, no sabía si eso era real o sí Abby era real pero para cuando desperté completamente vendado era el día cuarenta y dos, tenía que marcharme.
Con un estropajo de ropa fuera de las puertas del centro militar se encontraba Ann y Bronx quien se lanzó a mí asustado. De seguro mi rostro no debía lucir el más óptimo por lo que solo me limite a sonreír pero de seguro salió nefasto porque Bronx solo negó con la cabeza.
No sabía hasta qué punto podía estar tan mal pero me di cuenta al instante que casi me desplome pero ellos me ayudaron; sin mucho esfuerzo Bronx me sentó en el asiento de atrás del auto mientras que Ann se sentaba en el copiloto y mi amigo manejaba.
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Subnormal.
RomanceMarié Leblanc hija de un estricto militar, John Leblanc, deberá cambiar su vida luego de la extraña y repentina muerte de su madre pero este no es la única cosa que deberá enfrentar ya que deberá aprender que no puede ser siempre la chica dependient...