Michael me dirigió una mirada de reojo, expectante, esperando que continuara contándole. Me encogí de hombros mientras fruncía el ceño evitando mirarlo.
-La eché de la biblioteca. Podría haberla golpeado pero Leo me regañó- exclamé con desgana.
-Vaya, Azrael terminó siendo un imán para las perras locas...sin ofender, eres la más "normal" de sus conquistas- comentó con un suspiro.
-De sus conquistas...-solté un suspiro pesado- al parecer ya no estoy en su lista de "conquistas", Mike.
-Claro que sí, es solo que está dolido por lo de Gabriel...es más -Sonrió levemente- créeme, he soportado a Az por milenios y déjame decirte que no eres una simple conquista. Azrael siempre fue un ser...peculiar, que en el fondo solo busca protección. Y eso es lo que le diste. Le diste seguridad, le hiciste sentir confianza en él mismo.
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-No lo sé Mike, es... complicado -finalmente me acomodé en mi lugar y me recosté en el pasto fresco, miré las nubes aún con el ceño levemente fruncido- Azrael es especial para mí, y lo admito...me interesa un poco pero, tengo tantas inseguridades que me siento... exasperada.
-A ver, a ver...-Mike siguió mi acción, se recostó a mi lado en el pasto, mantuvo su mirada en mi en todo momento- dime, mi nubecita, ¿Qué es lo que tienes en esa cabecita que tanto te exaspera?
No, ni yo lo entendía. ¿En qué momento me había vuelto tan cercana a Michael? No lo sé. Tal vez fue en el momento en el que todo se fue al carajo. Yukío había caído, Leo estaba algo distante por la caída de ella...mientras que Azrael...bueno, comenzó a ser más directo.
-Yo...-cerré los ojos- creo...que quiero a Azrael, pero me da miedo. Miedo de que yo sea solo un juego para él. Miedo de...el amor en general. Ya sabes...traumas viejos. Aunque ahora, con la llegada de...-solté un suspiro molesto- Nefeli, no sé si ahora le interesa ella.
-Oh vamos -él soltó una leve risa, casi incrédulo- no puedes compararte con ella. ¿Quién es ella? Una simple humana que hace pocas semanas se convirtió en un ángel menor. ¿Y tú? Eres la arcángel de la purificación, una verdadera belleza. No necesitas a un imbécil que solo es capaz de ver tu belleza externa pero no la que guardas en tu corazón. Necesitas un ángel que te valore como mereces, no un imbécil que se deja llevar por el encanto de la primera zorra que se le acerque. Y créeme, extrañamente me encantaría que Azrael estuviera contigo, pero solo digo la verdad. Si sigue comportandose como un imbécil, entonces no te merece.
Oír aquellas palabras me sacaron una leve sonrisa inmediata, abrí los ojos para observarlo con dulzura, pues no había imaginado que el gran arcangel de la guerra y el ejército celestial pudiera ser tan dulce.
-Oh Mikey, eres tan dulce- exclamé.
El solto una leve risa. Casi como un niño.
-Lo sé, soy muuuy dulce, por eso me aman- comentó divertido.
