Los días pasaron, días de felicidad con mis hermanos y noches de lamentos por mis hijos...¿Algo nuevo? Si, Leroy y Cassius eran muy apegados a mí, Uriel me había mostrado como trabajaba...también en las horas que todos estaban ocupados, solía ir a los jardines y casualmente me encontraba con Yukío, a la cuál últimamente logro sacarle conversación...es seria, pero simpática a veces...
Y luego están Azrael y Leonardo...en los últimos días Azrael se ha puesto más intenso, me sigue a todos lados, pero ya me acostumbré, a veces me aburro y lo provoco, algunas veces lo trato como un amigo, otras como una molestía, en fin...no es que lo haga por malvada, solo quiero ver si se rinde, pero no hay caso...
Luego está Leo, es serio...bastante serio, a veces siento que le caigo mal; otras veces me sonríe o me defiende de Raguel, he descubierto que también lo llaman "Leliel" lo cuál él odia...es por eso que Azrael cuando quiere molestarlo lo llama así...
Suspiré aliviada, actualmente estoy sentada bajo un árbol "meditando"...solo disfruto de la tranquilidad...hasta que logro percibir una presencia oscura...cierro los ojos con fastidio imaginando quién podría ser...
-Cinco minutos en paz...¿Es demasiado pedir, Azrael?- exclamé molesta.
Una risa sarcástica se escucha...entreabro los ojos ligeramente para observar cómo la oscuridad toma forma a mi lado...
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-Calme-toi ma reine...- comentó tranquilamente sin borrar su sonrisa.
Yo levanté una ceja extrañada.
-¿Calme qué? ¿En qué idioma hablas?- cuestioné.
-"calme-toi ma reine" -repitió- es francés... -se acercó un poco y me sonrió seductoramente- el idioma más romántico en el mundo humano, ¿Sabes?
-¿Y qué dijiste?
-Calma mi reina...
-Pues...-lo alejé de mí poniendo mi mano en su pecho- es difícil mantener la calma cuando estás cerca, eres exasperante.
-¿Exasperante? ¿Yo? -rió levemente- es parte de mi encanto.
-Ugh...
Me crucé de brazos y fruncí el ceño...él suspiró profundamente sin borrar su sonrisa...luego me miró de arriba a abajo...
-Entonces dime...¿Porque me odias?- preguntó.
-No te odio, solo me molestas- respondí.
Él suspiró una vez más y dirigió su mirada al frente.
-¿Es porque Luzbel dijo que yo y Leo éramos sus hermanos?- preguntó Azrael.
