Un mes después. -Ni siquiera te he visto en estos días, eso me hace suponer que Azrael te mantiene muy ocupada con eso del trabajo- exclamó Yukío con algo de molestia.
-Lo lamento, es solo que Azrael y yo hemos estado algo ocupados, ya sabes, muchas almas- respondí.
-Y supongo que se ha aprovechado de eso, ¿No? Seguro que te ha estado engatusando para invitarte a salir o alguna otra cosa.
-Bueno...yo...-sonreí nerviosa- ¡Oh! Me acabo de acordar que tenía que ir a ver a Leo, él me debe estar esperando.
-¿Qué? ¿Ya te vas?
-Sip...bueno, nos veremos después Yukío.
-No respondiste mi pregunta, Nil.
-¡Adiós!
En ese momento abrí un portal y lo crucé, cerrándolo en seguida. Ya del otro lado suspiré profundamente...pues no tenía ganas de hablar de Azrael, ya qué últimamente se ha convertido en...bueno, casi un mejor amigo; por supuesto que sigue con esos estúpidos coqueteos, pero cuándo lo necesito me apoya y sé que Yukío es algo exagerada...ya qué en estos días a comenzado a insinuar que tal vez Azrael sea un buen partido...¿Será así?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En fin, lo de Leo era verdad, así que comencé a caminar por los pasillos de las oficinas de la vida en busca de la oficina principal de mi querido amigo Leo...cuándo por fin lo encontré, toqué la puerta y esperé el permiso del Arcangel para entrar, él cuál me recibió en seguida. Ya dentro de su oficina me senté frente a su escritorio, mientras que él parecía más serio de lo normal.
-¿Pasa algo Leo?- pregunté curiosa, aunque un poco preocupada.
-Nada, solo...ugh, demasiado trabajo supongo y el insomnio que tengo por las noches no ayuda mucho- respondió con un obvio tono de cansancio.
-Ya veo...
-Nunca pensé decirlo, pero...creo que necesito un trago.
-Oh...¿Bien?
-¿Te apuntas? Creo que eres la única que mínimamente se quedará tranquila si se pasa de copas.
-¿Oh? Bueno...yo que recuerde no me emborracho fácilmente así que creo que estaría bien si te acompaño.
-Excelente...entonces podemos ir ahora mismo, ya sabes...son las -miro su reloj- 19:00, a esta hora los ángeles que trabajan para mí salen de trabajar.
-Bien, entonces vamos...yo no tengo nada que hacer.
-Bien vamos.
Él se levantó de su asiento y se acomodó el traje, mientras que yo seguí su acción poniéndome de pie para luego seguirlo fuera de la oficina. En el camino se mantuvo en silencio; lo cuál me dió curiosidad...¿A dónde pensaba llevarme a beber?
-Y entonces...¿Dónde vamos?- pregunté curiosa.
-A un bar, obvio- respondió manteniendo su expresión seria.