FLASHBACK... Me encontraba sentado bajo la sombra de un sáuceen el jardín, pensando en todo. En si estaba bien lo que hacía, si debía cambiar el rumbo de todo. Suspiré exasperado sintiendo la brisa fresca revolver mi cabello. Cerré los ojos buscando respuestas. Pero de repente sentí que alguien tomaba asiento a mi lado, entonces abrí un solo ojo para observar a la persona a mi lado.
-¿Que pasa mí reina?- pregunté con una leve sonrisa.
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-Nada...estoy aburrida- respondió ella mirando hacia el frente.
Inconscientemente me acerqué despacio, ella se quedó inmóvil en su lugar. Me sorprendió que no se alejara o se quejara de mi cercanía, simplemente se quedó allí, casi como si esperara que me acercara a ella. Una vez que estuve lo suficientemente cerca la miré de reojo.
-Mm...hoy es uno de esos días en los que buscas cariño y te dejas querer, ¿No?- cuestioné casi divertido.
-Supongo que sí.
-Entonces aprovecho...yo también busco cariño.
En silencio me recosté en su regazo, ella casi de inmediato comenzó a acariciar mi cabeza con dulzura, ahora su mirada se posó en mí, una leve sonrisa se dibujó en su rostro, aunque sus ojos solo reflejaban dolor.
-¿Estás cariñosa hoy?- cuestioné.
-Ajá- fue lo único que respondió.
-¿Estás bien, Nil?
No respondió, simplemente apartó la mirada, su sonrisa se desvaneció en un instante. Fruncí el ceño extrañado, levanté una de mis manos para acunar su rostro y hacerla que me mirara nuevamente.
-¿Qué paso mi reina? ¿Alguien te hizo algo?- pregunté con evidente preocupación.
Ella solo suspiró resignada, así que acaricié su mejilla con dulzura.
-Tranquila, solo dime -fruncí el ceño- ¿Fue Adán? ¿Raguel? Dime para que pueda matarlos...
-Soñé...con el pasado. Fue tan real. Pude ver el club...pude sentir el aroma a cigarro, sentí el whisky quemar mi garganta. Escuché sus voces...-su voz comenzó a quebrarse- ví a Asphodel, la soñé.
-No...-me levanté de su regazo rápidamente y la abracé- por favor no te pongas así, nena. No puedo verte así, cariño.
-Solo...-ella se aferró a mí y escuché leves sollozos- los quiero aquí, Azy. Quiero a mis hijos conmigo. No puedo dejar que pasen su vida en el infierno.
-Ya, por favor...-acaricié su cabeza- te juro, Nil, que intentaré traer a tus hijos contigo.