-Creí que ella estaría aquí, conmigo. Pensé que al fin podríamos volver a ser felices, juntos...como antes.
-Ella...no fue al infierno por una mala acción, simplemente hay una persona que sintió envidia de su personalidad y quiso perjudicarla. Pero te prometo que lograré que ella vuelva aquí con nosotros y contigo.
Él pelirrojo soltó un suspiro pesado, admirando las nubes y aspirando el aroma de las flores que nos rodeaban. Su ceño se frunció levemente, pero no por molestia, parecía que aquello era por dolor.
-Quería disculparme con ella por haber sido una carga cuando estuvimos vivos- exclamó.
Aquellas palabras lograron tocar mi corazón, no entendí la razón de aquél pensamiento por parte de él, pero pude percibir el dolor que le provocaba.
... Desde temprano había estado acompañada por Yushiro, era prácticamente un niño, así que cuándo lo encontramos con Leo decidimos llevarlo al palacio celestial. Juntos convencimos a Galim y a los demás para que el pequeño Yushiro viviera con nosotros. El problema era que no había habitaciones disponibles así que yo le dí mi habitación a Yushiro mientras que Leo me dió la suya y él durmió en la habitación de Azy.
Claro que aquello sería temporal, hasta que terminaran de arreglar la habitación de huéspedes, en dónde se quedaría Yushiro. Aquella habitación se encontraba en frente de mi habitación, entre la de Loy y Cass.
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Todos nos habíamos levantado temprano porque teníamos cosas que hacer, así que Yushiro nos acompañó a desayunar, ya qué, no se separaba de mí lado. Casi todos estaban alegres por la presencia de Yushiro, porque les recordaba a Yukío, en apariencia ya que su personalidad era opuesta a la de ella. Pero claro, había otras personas que no estaban contentas, como Raguel, ya que es una fastidiosa, pero lo más extraño fue que Azrael no estaba para nada feliz con el niño.
Pensándolo bien, Azrael estaba muy extraño, me evitaba todo lo que podía, parecía constantemente molesto y callado. Nada de bromas ni sonrisas, solo una mirada fría que te helaba la sangre.
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Quizás solo yo lo notaba, porque los demás estaban ocupados con Yushiro, incluso Leo, trataba al niño con ternura.
Después de desayunar llevé conmigo a Yushiro, llevamos unos informes a Galim y luego paseamos por el edén de Cass. Finalmente ambos nos recostamos en el pasto mirando hacia el cielo, nos rodeaba el aroma dulce de las flores que crecían y de los pinos que conformaban un pequeño bosque a un lado.