→Capitulo III

14 1 0
                                    

Liam se quedó y hablamos de todo un poco, teníamos que aclarar algunas cosas.

-Entonces me dices que... ¿Me dejaste ganar porque la consola me la acababan de regalar? -preguntó un poco incrédulo.
-Si -sonreí.
-Que mala eres.
-¿Yo? ¿Mala?
-Si...
-Que va -reí-. Quería que estuvieras feliz, después de semejante regalo ¿por que te arruinaría el día?
-Que tierna -sonrió-. Pero ahora, verás como te gano. Espero no llores amor.
-No voy a llorar, tu vas a llorar porque yo ganaré.
-Vale pues... Que gane el mejor -sonrió y luego le quitó la pausa al juego.

Estuvimos dos horas sentados en el piso jugando FIFA, era demasiado para Liam que yo siempre le ganara.

-Bah, me rindo.
-¿Hablas en serio?
-Si, ya estoy destinado a perder siempre, así que deja así. Jamás te ganaré en nada.
-¿Que no? -lo miré con las cejas levantadas-. Hay algo en lo que eres mucho mejor que yo.
-Que va, lo dices para que no me sienta mal.
-No, hablo en serio.
-¿En que? Dime.
-Surfeando, yo ni siquiera me puedo mantener en pie dos segundos sin caer al agua.
-Ja, es cierto -sonrió y luego se quedó mirándome a los ojos.
-¿Que pasó?
-Nada ¿por que?
-¿Por que me miras así?
-Porque eres hermosa -sonrió-. Te juro que no se que haría sin ti.
-Hay chicas más bellas que yo Liam, posiblemente estarías con otra chica ahora mismo.
-No creo... Puede que sean más bellas, pero es que tu eres única entre ellas -volvió a sonreír.

Me mordí el labio inferior, Liam era perfecto, simplemente perfecto.

La noche transcurrió a la perfección. Después de que Liam se rindió, vimos televisión y como si de magia se tratara me quedé dormida con mi cabeza sobre su pecho.

El frío de la madrugada me levantó, por más verano que fuera, la madrugada siempre hacia que me arropara. Liam dormía como un bebé y el televisor estaba prendido. Levanté mi cabeza, cogí el control y lo apagué; luego cogí una cobija que estaba encima de mi cama, arropé a Liam y después yo me volví a acostar como antes y me arropé con parte de esa cobija.

El calor empezaba a llenar la habitación y me desperté. Liam seguía durmiendo, hasta cuando besé sus labios.

-Buenos días -dijo él sonriente y con los ojos entre abiertos.
-Hola -sonreí y besé su mejilla-. ¿Qué tal dormiste?
-Muy bien -me miró-. Amo dormir junto a ti -sonrió.
-Yo igual. ¿Quieres algo de desayunar?
-Si, por favor. Muero de hambre -sonrió.
-Vale -bostecé-. Ya vuelvo.

Me levanté de la cama, salí de mi habitación y bajé a la cocina.

Miré la nevera y en ella había tocineta, queso, unos que otros vegetales y frutas; también había jugo de naranja y leche. Miré en la alacena y había unas cuantas mermeladas, especias, pan y nutella.

Cogí la tocineta, el queso, cuatro panes y la nutella que, a pesar de estar a más de 38º, se conservaba bastante bien.

Frité la tocineta y mientras éstas estaban listas, le puse nutella y queso a los panes.

Estaba tan concentrada en aquello que cuando unas manos me rodearon la cintura, la respiración me falló por un momento.

-Joder casi me das un paro cardíaco.
-Lo siento -dijo apoyando su barbilla sobre mi hombro-. Humm... Huele delicioso.
-Gracias.

Seguí en ello y de repente él me besó el cuello. Mi piel se erizó y en mi estómago pasó un zoológico completo.

-¿Que pasó? -preguntó al ver mi reacción y acaricio mi piel.
-Me da escalofrío que me besen el cuello.
-Ay, lo siento -besó mi mejilla.

El desayuno estuvo listo poco después y no sentamos en la mesa del comedor.

-Emma, esta delicioso -dijo Liam tras probar el sándwich.
-Gracias -sonreí.

They don't know about us - Tell me a lieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora