Capítulo 6: Contraataque

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Capítulo VI

CONTRAATAQUE

A la mañana siguiente, el grupo de aventuras partió de la casa de Lilian, llevando a una nueva compañera y amiga de integrante. La anciana no pudo evitar soltar más de una lágrima al ver irse a su hija adoptiva y abandonar, después de tantos años, la casa dónde se crió y creció durante toda su vida. Marina también lloró, pero de tristeza y alegría al mismo tiempo, mientras agitaba los brazos a su madre hasta desaparecer en la lejanía. Le prometió a gritos que algún día volvería a verla, tras haber cumplido su sueño.

Eduardo sintió una profunda tristeza al ver aquella escena, que le hizo acordarse de su querida familia olvidada, de la que ni siquiera conservaba recuerdos. De repente, toda su vida se había convertido en una maraña de confusión, y el joven ya no sabía lo que era real y lo que no. En su interior se sentía profundamente sólo, y sus sentimientos ya no eran los mismos que cuando vivía en Elenaor.

Sin embargo, al llegar a Limaria, a Idnia, y conocer a Jack y compañía, sobre todo a su amiga Erika más que como compañera de clase, algo había cambiado dentro de él. En su corazón había aparecido algo que el chico antes sentía como vacío e incompleto. Desde que llegó a aquel mundo mágico, una sensación cálida lo llenaba y le hacía sentirse mucho mejor a como era antes. Por primera vez en mucho tiempo Eduardo se sentía, junto a sus nuevos amigos, como si tuviera una auténtica familia, alegre y cálida. Aquel grupo de personas era para él, en algunas ocasiones, como la familia que nunca tuvo, y a la que cada vez se sentía más unida.



Durante los días siguientes, Jack se dedicó en algunos ratos de descanso, durante la travesía, a enseñarle magia a Marina. La chica, a pesar de tener un arma mágica, no tenía desarrollada la capacidad para usarla. El mago trataba de adiestrarla para que desarrollara este aspecto y de esa forma pudiera usar hechizos mágicos de ataque y defensa.

Marina se encontraba en posición ofensiva, con la vara en la mano, mientras trataba de imaginarse usando sus poderes, con los ojos cerrados. Jack la guiaba sentado en una roca, un poco más lejos. El viento soplaba, y las hojas pasaban y caían cerca de la chica. Ésta percibió el contacto de una, y tembló de sorpresa:

- Necesitas más concentración- le corrigió Jack- Debes dejar a un lado las percepciones exteriores y no sentir nada. Tienes que fundirte mentalmente en uno con la naturaleza y sentirla como si fueras ella. Sólo entonces podrás centrarte en tu aura mágica interior.

- Eso intento, pero es bastante difícil- respondió ella, aún con los ojos cerrados.

- Porque no estás acostumbrada.

En ese momento se levantó de la roca y comenzó a caminar hacia ella. Marina abrió los ojos y lo miró:

- Todos tenemos dentro un aura mágica, y algunos la tienen más desarrollada que otros. En tu caso, has estado todo este tiempo forzando tu aura para realizar hechizos a los que aún no estaba capacitada. Por eso nunca has podido usar magia. Lo que necesitas es desarrollar tu aura, ¿entiendes?

Marina asintió con la cabeza, pensativa, luego dijo:

- Entonces... ¿cómo debo hacerlo?

El mago cogió las manos de la chica, y estrechándolas entre las suyas, le dijo:

- Intentaré ayudarte. Cierra las ojos y concéntrate como yo en tu aura mágica.

Marina le hizo caso y ambos cerraron los ojos. Pasaron varios segundos y no sucedió nada, a lo cual la chica se rió diciendo:

- Pero si no pasa nada. ¿Qué chorrada es...?

Final Fantasy: Memories of a PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora