Capítulo 51: La hora de la verdad (1º Parte)

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Capítulo LI

LA HORA DE LA VERDAD (1º PARTE)

Una vez acabadas las últimas horas de descanso, había llegado la hora. Un nuevo aviso por megafonía en todas las habitaciones y rincones de la aeronave despertó y espabiló a sus tripulantes. Sabían que ya estaban cerca de su objetivo y que acababan de entrar en estado de alerta. Por ese entonces habían pasado un par de horas, y el equipo entero ya estaba recuperado y en plena forma para librar el tan esperado combate final.

Eduardo y los demás acudieron corriendo desde sus habitaciones hasta la sala de mandos, esta vez avisados por la voz de Alana a través de los megáfonos. Al llegar a la estancia, encontraron a su compañera sentada en el puesto de mandos, pilotando la aeronave, y al resto de moguris a su alrededor en las pantallas de los ordenadores:

- ¡¡Nos acercamos al objetivo, kupó!!- exclamó uno de los pequeños seres de pompón rojo- ¡¡A pocos minutos de llegar al destino fijado, kupó!!

- ¡¡Ya estamos en pleno continente central!!- avisó la pelirroja, seriamente- ¡¡Voy a descender!!

El resto del grupo asintió con la cabeza y la piloto accionó los mandos de forma que Valor Alado comenzó a descender, sumergiéndose en el mar de nubes y perdiendo altura. Atravesar el espeso manto de nubes duró varios segundos de profunda tensión e intriga, y tras salir finalmente por debajo de ellas todos los presentes se horrorizaron y perdieron el color del rostro de repente, al ver con sus propios ojos a través de la cúpula de cristal frente a ellos lo que contemplaron a continuación.


En una gigantesca y extensa llanura del continente central dos enormes ejércitos se encontraban quietos y parados en ambos extremos de la llanura, mirándose de frente el uno al otro. Cristal y Ray reconocieron enseguida a los dos bandos, aterrados:

- ¡¡Esos...esos son...!!- exclamó la princesa, perpleja.

- ¡¡Los ejércitos de Oblivia y Metroya!!- dijo Ray, de la misma forma.

Ambos ejércitos eran perfectamente reconocibles: Oblivia tenía una infantería y caballería propias de la Edad Media, con el escudo y emblema de su reino, mientras que Metroya contaba con poderosos guerreros de armas de fuego y espadas láser de última generación. En lugar de caballería tenía grandes tanques blindados, y además también cargados con todo tipo de munición y grandes bombas capaces de destruir un gran área a su alrededor.

La diferencia entre ambos reinos era terriblemente abismal y catastrófica. La tecnología de la Edad Media no tenía nada que hacer contra la moderna y futurista del continente Este. El resultado de aquella guerra estaba claro desde el principio, y los dos herederos a la corona de sus respectivos reinos lo sabían de sobra:

- ¡¡La guerra está a punto de empezar!!- exclamó Cristal, aterrorizada- ¡¡Debemos bajar y detenerla ahora!!

Jack intervino en ese momento, hablando seriamente:

- ¡¡Ni hablar, recuerda que ya lo intentamos una vez con la misión en Metroya, y fracasamos!!- dijo el mago- ¡¡Además, hemos venido a acabar con Derriper...Ludmort está a punto de llegar al planeta!!

- ¡¡Pero...si no hacemos algo, morirá mucha gente!!- replicó la princesa, preocupada- ¡¡Morirá mi reino, mi gente!!

- Ya es demasiado tarde, Cristal...A estas alturas ya es imposible que nosotros solos podamos detener el conflicto- dijo Ray, seriamente- Mirto ya nos advirtió que esto pasaría. Sabemos que se perderán vidas...y la única forma de evitar el mayor número posible de muertes es acabar cuanto antes con Ludmort...No tenemos tiempo ni otra alternativa...Es nuestra única opción.

Final Fantasy: Memories of a PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora