Capítulo 54: Un nuevo mundo

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Epílogo - Capítulo LIV

UN NUEVO MUNDO

Erika todavía se encontraba de rodillas en el suelo, con las palmas de las manos abiertas apoyadas y la cabeza agachada, mirando abajo. Había dejado de sollozar, pero sus lágrimas aún seguían cayendo, llenando la superficie bajo su rostro de pequeñas gotas, producto de un triste y afligido corazón roto.

Sus guardianes también seguían allí, a varios metros de pie detrás de ella, observando la escena con profunda tristeza y pesar. Al igual que la joven, habían sido testigos del desenlace a la noche del fin del mundo, cuyo resultado acabó milagrosamente a favor de la profecía, y del cual Limaria había sobrevivido. Tal y como habían predicho las voces de los oráculos quince años antes, los acontecimientos ocurrieron de la misma forma en que lo anunciaba la profecía: que dos humanos provenientes de la Tierra llegarían a su mundo y acabarían con la amenaza del monstruo Ludmort, salvando así el planeta.


Sin embargo, ninguno de ellos imaginó jamás que las cosas terminarían así. Que el viaje que habían emprendido meses atrás acabaría de aquella manera. Nadie de los allí presentes, ni siquiera el propio Eduardo, pensaba ni por un momento, cuando se embarcaron en aquella aventura el día que conocieron a Marina, que su larga odisea terminaría de aquella forma.

Después de todas las aventuras vividas, de todos los combates librados, de todas las verdades descubiertas y de todas las pérdidas de amigos y seres queridos sufridas, por fin todo se redujo a un trágico e inesperado final. Un final que ninguno de ellos imaginó ni por un instante desde el principio.

A pesar de que todos los guardianes querían al chico de rojo, después de todo el tiempo y de todas las aventuras que habían compartido junto a él, en el fondo sabían muy bien que, quien más lo estaba sufriendo ahora, era Erika. A pesar de la buena amistad que mantenía con todos ellos, con la chica compartía un sentimiento especial.

Era el mismo sentimiento que habían compartido Jack y Marina hasta su muerte, y el mismo que también compartían Cristal y Ray, y que permitió a ambos olvidar que en un principio eran enemigos.

Fueron precisamente estas parejas las que más entendían muy bien el dolor de la joven. Por un lado Jack, que lo había sentido tras el combate contra Asbel en la Ciudad Olvidada, y por otro Cristal y Ray, que se entristecían al imaginar la pérdida de la persona a la que más querían.

El dolor de perder a la persona amada es uno de los peores que existen, y puede llegar a durar mucho tiempo: en ciertos casos, acompañar al que lo sufre toda la vida.


Tras unos largos segundos de profundo silencio, y sin que nadie hiciera nada por miedo a empeorar las cosas, finalmente Cristal fue la primera en dar un paso adelante. Caminó lentamente y atravesó el mirador exterior de Valor Alado, hasta llegar donde estaba Erika. Cuando llegó junto a ella, se agachó a su lado, al tiempo que tendía una de sus manos abiertas amistosamente en el hombro derecho de la joven. Le dijo, mirándola y con una tierna y dulce sonrisa:

- No llores, Erika- le dijo la princesa, tratando de consolarla- Nosotros también le queríamos...era nuestro amigo...y debemos tratar de ser fuertes por él.

La chica empezó a sollozar de nuevo, al hablar de su reciente compañero muerto:

- Todo esto es por mi culpa...- declaró la elegida, aún mirando al suelo y llorando en silencio- Tendría que haberlo sabido...tendría que haberlo imaginado...lo que pretendía desde el principio...

Final Fantasy: Memories of a PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora