Capítulo 26: Adiós Marina

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Capítulo XXVI

ADIÓS MARINA

Jack corría hacia Asbel con un grito de furia. Estaba cegado por la rabia y la ira era lo único que albergaba en su corazón en aquellos momentos. Tras ver al espadachín herir de gravedad a Marina, el mago ya no dudaba en atacar al que había sido una vez su antiguo amigo y compañero de grupo. Durante muchos años había luchado contra Asbel en los entrenamientos, ambos para mejorar y hacerse más fuertes, pero en aquel combate los dos se jugaban mucho más, se jugaban la vida. En esa lucha a muerte ambos se enfrentaban en serio, dando lo mejor de sí mismos, y siendo enemigos. En aquella ocasión, la amistad que los unía tiempo atrás iba a ser puesta a prueba.

Con su bastón mágico, Jack lanzó el ataque mágico Piro contra su rival, cuya ofensiva esquivó Asbel fácilmente. El impacto fallido provocó una pequeña explosión, seguido de una enorme humareda que cubrió todo el templo. El mago se detuvo frente al humo, y mirando en todas direcciones gritó furioso:

- ¿¡Dónde estás!? ¡¡Sal y da la cara!!

El espadachín oscuro apareció de repente de la humareda, con la velocidad de un peligroso felino y amenazante con su espada. Para cuando Jack se giró y lo vio, Asbel le golpeó con tanta fuerza con el puño de su arma en el estómago que el mago no pudo evitar escupir sangre de su boca.

Inmovilizado por tan repentino ataque, Asbel aprovechó el momento para propinarle rápidamente otro golpe brutal con el acero de su espada a Jack, que lo envió volando por los aires un poco más lejos y acabó rodando por la hierba, fuera del templo:

- ¡¡Jack!!- exclamaron los dos jóvenes.

Eduardo y Erika no estaban dispuestos quedarse parados, tenían que ayudar al mago. No les importaba luchar contra un antiguo compañero sabiendo que éste había atacado a dos de sus amigos. En aquellos momentos no había vínculos de amistad entre ellos, y en el caso de Asbel, nunca habían existido. Ahora el espadachín era un miembro más de la organización Muerte, y como tal, se había convertido en otro enemigo más para ellos:

- ¡¡Toma ésta, Asbel!!

Erika lanzó otro hechizo mágico contra él, una magia elemental de nivel superior adquirida a base de esfuerzo en sus entrenamientos. Su rostro y el de Eduardo palidecieron al ver que su oponente extendió un brazo con la palma de la mano abierta, y como si de una ligera brisa se tratara, frenó e hizo explotar el ataque de la joven. Una extraña barrera protegía de los hechizos mágicos a Asbel:

- ¿¡Pero qué...!?- exclamó Eduardo, perplejo.

- ¡¡Lleva puesto el hechizo escudo!!- dijo Erika, también sorprendida.

El espadachín se giró a ellos y los miró con sus ojos envueltos en oscuridad. Permaneció unos segundos en silencio mientras los miraba con indiferencia. Los dos jóvenes supieron, a través de su mirada y vuelta de nuevo hacia Jack, que el enemigo los infravaloraba. No los consideraba una amenaza para él:

- ¡¡Ataquémosle entonces con fuerza física!!- propuso el chico.

- ¡¡Entendido!!- exclamó ella a su vez- ¡¡Vamos a por él!!

Los dos jóvenes corrieron de nuevo hacia su enemigo e intentaron golpearle con sus armas. Inesperadamente, Asbel detuvo sus ataques con una facilidad asombrosa, como si de aquello fuera un simple juego de niños. Su cara no mostraba signos de esfuerzo ni cansancio por el bloqueo. Ni siquiera le había cambiado la expresión del rostro, mientras que ellos se mostraban sorprendidos al tiempo que les temblaban las manos intentando hacer retroceder sin éxito al enemigo:

Final Fantasy: Memories of a PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora