Capítulo 27: Oblivia, tierra de reyes y princesas

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Segunda Parte: Despertar

Capítulo XVII

OBLIVIA, TIERRA DE REYES Y PRINCESAS

Rex abrió poco a poco los ojos, mientras veía una gaviota pasar por delante de su hocico. Enseguida se dio cuenta de que el ave de costa estaba dando vueltas alrededor de él, probablemente comprobando si estaba muerto. El perro no le dio mucha importancia, y de lo cansado que estaba dejó que sus párpados cayeran de nuevo, cerrando los ojos y tratando de seguir durmiendo.

Volvió a abrirlos de repente al sentir un dolor que notó cuando la gaviota agarró con su pico una de las orejas del can y trataba de arrancársela. Aquello lo despertó por completo, mostró sus colmillos y rugió con furia al animal mientras se ponía rápidamente en pie. La gaviota se asustó y salió volando a toda prisa:

- ¡Vete a comer a otro, pajarraco!- gritó él, enfadado.

Aún sentía un poco de dolor en la oreja, de modo que se sentó y la rascó con una de sus patas traseras. Lo siguiente fue bostezar y luego estirarse. Ya no tenía sueño.

Se asombró al echar un vistazo rápido a su alrededor y comprobar sorprendido que se encontraba en una playa de fina y reluciente arena blanca:

- ¿Dónde estoy?- se preguntó a sí mismo, perplejo.

Al seguir observando el lugar, no tardó en ver un poco más lejos dos cuerpos que le resultaban familiares. Uno de ellos boca arriba y el otro semienterrado en la arena:

- ¡Alana, Cristal!- exclamó Rex.

El perro corrió hasta la piloto y viendo que no respondía, le lamió la cara:

- ¡Alana, despierta...no es hora de dormir!

La pelirroja acabó abriendo los ojos, tras un par de lametones en la mejilla. Cuando vio al can, murmuró su nombre en voz baja dos o tres veces, con los ojos entreabiertos. Enseguida recordó los últimos acontecimientos antes de desmayarse: la caída de valor alado en picado, el hundimiento de éste, el ataque del monstruo marino gigante y la feroz tormenta en el mar.

De repente terminó de abrir los ojos como platos y se levantó al instante como un resorte, exclamando perpleja el nombre de su compañero:

- ¡¡Rex...estás vivo!! ¿¡Pero cómo hemos...!?

- ¡Ya lo hablaremos después!- respondió el perro, que señaló en ese momento el otro cuerpo que había no muy lejos de su posición- ¡Ahora tenemos que ayudar a Cristal!

Alana asintió con la cabeza y los dos corrieron hasta la princesa, cuya cabeza y torso completo, a excepción de sus extremidades, tenía enterrado en la arena.

La pelirroja y el can comenzaron a desenterrarla, temiendo lo peor y deseando que siguiera viva. Sin embargo, para su sorpresa, al intentar moverla oyeron unos débiles ronquidos procedentes de ella. Suspiraron aliviados al comprobar que sólo estaba durmiendo cuando la chica con coletas dijo, en tono cansado a modo de siesta:

- Ahora no, mamá...tengo sueño...déjame dormir cinco minutos más...

No estaban dispuestos a quedarse sentados a que despertara por sí sola, de modo que Rex le mordió un brazo y Cristal chilló de dolor a la vez que se levantaba de golpe, con increíble agilidad. La princesa descubrió la marca de dientes canina en su brazo, y le echó una mirada asesina al perro:

- ¿¡Pero tú de qué vas, chucho sarnoso!?

- ¡¡Tenía que despertarte, idiota!!- le respondió él, también enfadado.

Final Fantasy: Memories of a PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora