Capítulo 14: El legendario Cañón Cosmo

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Capítulo XIV

EL LEGENDARIO CAÑÓN COSMO

Eduardo se encontraba de nuevo en la entrada a las ruinas de una ciudad fantasma. La reconoció enseguida y supo que ya había estado ahí antes, en un sueño. No dejaba de recordar que estaba en un desierto a punto de morir, y se preguntaba a sí mismo continuamente cómo había llegado allí. Pensó que quizá ya estaba muerto y aquel lugar era el portal de entrada al otro mundo, si es que lo había.

Mientras pensaba por dónde empezar a andar, sus ojos volvieron la mirada a un rayo de luz proveniente un poco más lejos. Se sorprendió al recordar que la otra vez que visitó aquel lugar también surgió una misteriosa luz, y se quedó sin palabras al comprobar que también provenía del centro de la ciudad. Le vino de nuevo esa sensación de miedo y terror, y corrió siguiendo el mismo camino por entre las calles de aquella ciudad en ruinas que había recorrido en sueños tiempo atrás.

Encontró, como imaginaba, el parque central de la ciudad, florecido, lleno de vida y color. En el centro de aquella belleza de fuentes, manantiales y cataratas de agua pura se encontraba Marina, subida en una pequeña plataforma superior. La chica rezaba aparentemente tranquila y de rodillas, con los ojos cerrados.

Eduardo recordó en ese entonces lo que a continuación ocurría en su sueño. Preocupado, observó por los alrededores buscando indicios malignos, y suspiró al ver que tras un par de segundos no sucedía nada.

Sin embargo, su tranquilidad se esfumó al comprobar con sus propios ojos que apareció un agujero de oscuridad frente a las escaleras que comunicaban con la plataforma. Tal y como recordaba, Asbel surgió del agujero oscuro vestido de negro y armado siniestramente con su gran espada hacha.

El chico hizo aparecer mágicamente la llave espada en su mano y corrió al ver que el espadachín de negro caminaba lentamente por las escaleras directo a Marina. Ya había visto lo que iba a hacer una vez, y no estaba dispuesto a permitir que volviera a ocurrir. Eduardo gritaba el nombre de su amiga para avisarla y decirle que huyera, pero ésta parecía no oírle. Estaba tan concentrada en su oración que permanecía ajena al peligro que le esperaba.

En aquella ocasión, el joven logró alcanzar a Asbel cuando llegó a la plataforma, y le atacó desprevenido por detrás con la llave espada. Sorprendido y sin palabras, el espadachín de negro bloqueó su ataque con su arma sin ni siquiera darse la vuelta. Dándole la espalda al chico, una poderosa fuerza que no había visto hasta ahora empujó a Eduardo y lo lanzó por los aires hasta acabar rodando por el suelo un poco más lejos.

El chico se levantó con esfuerzo y vio horrorizado nuevamente cómo su antiguo mentor de la esgrima atravesaba con su espada el estómago de la maga:

- ¡¡Marina!!- gritó Eduardo.

Ya era demasiado tarde. Al igual que la última vez, había fallado tratando de salvar a su amiga. No podía hacer nada frente al nuevo y oscuro poder de Asbel, que retiró su arma ensangrentada del cuerpo inerte de la maga, que cayó al suelo sin vida.

Llenó de rabia, el chico se puso en guardia con la llave espada en la mano, dispuesto a luchar contra el espadachín. No podía quedarse de brazos cruzados ante lo que acaba de hacer Asbel, y tampoco podía perdonarle por sus actos.

Su antiguo mentor dio media vuelta y le dirigió la mirada con sus ojos fríos y oscuros. Eduardo no lo dudó más. Estuvo a punto de dar el primer paso para correr a atacar a su enemigo cuando de repente apareció otra persona a su lado, que corrió directo hacia Asbel:

- ¿¡Jack!?- preguntó el chico, perplejo.

No le quedaban dudas, realmente era su amigo el mago, el mismo que le había salvado la vida a él y a Erika en la Tierra. Aquella vez tenía algo diferente. Su mirada llena de rabia y furia guiaba sus movimientos agresivos e impulsivos, algo poco frecuente en él:

Final Fantasy: Memories of a PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora