Capítulo 24: Tormenta en el mar

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Capítulo XXIV

TORMENTA EN EL MAR

- ¿De verdad vas a ser nuestra guardiana?- preguntó Eduardo, perplejo.

- No lo había pensado, ¡pero tampoco es mala idea!- comentó la piloto, sonriente- Ser un guardián de los elegidos de la profecía... ¡cualquiera no tiene ese privilegio todos los días!

Y de esa manera se confirmó improvisadamente de forma oficial el fichaje de Alana para el grupo de aventuras, al que todos accedieron sin problemas. Ahora la chica pelirroja ya formaba parte del equipo, y era una aliada más para el combate.

En aquellos momentos huían a toda prisa corriendo por el jardín de la parte trasera de la casa de Alana, directos al pequeño hangar que había no muy lejos de su posición. La policía había ido a la residencia de la estudiante expresamente para arrestarla por la supuesta agresión hacia el hijo del alcalde de Airdreve, según el testimonio de Howard. El chico rubio solía inventarse sus propias versiones de los hechos de tal manera que se vieran a su favor, y como nadie se atrevía a llamarle mentiroso por miedo a una multa, su padre siempre le creía, y estaba dispuesto a hacer justicia.

El grupo abrió las grandes puertas del hangar, y ante la oscuridad del interior Alana encendió las luces para iluminar el lugar. Las sonrisas y expectativas de Jack y los demás al imaginarse un majestuoso avión sónico o algo por el estilo se esfumaron de repente al encontrar en su lugar una vieja avioneta de dudosa confianza y llena de polvo sucio. Tenía muchos rasguños y parecía no haber volado en años:

- ¿¡Qué os pasa!?- preguntó la pelirroja corriendo hacia la cabina de mandos- ¡¡Subid rápido, no tenemos tiempo!!

- ¿¡Vamos a volar en esa chatarra!?- exclamó Cristal, con la boca abierta- ¡¡Pero si es...!!

En ese momento una llave inglesa fue a parar a su cabeza, y la tiró al suelo con un chichón. Mientras la princesa se retorcía de dolor, Alana le respondió enfadada:

- ¡¡No vuelvas a llamar así a Valor Alado, o te las verás conmigo!! ¿¡Entendido!?

- ¿¡Valor Alado!?- preguntó Erika, sorprendida- ¿¡Ése es su nombre!?

La pelirroja asintió con la cabeza:

- ¡Así es! Pertenecía a mi abuelo, también piloto en sus tiempos. Ha volado por todos los cielos de Limaria y atravesado numerosas tormentas- dijo señalando los rasguños y arañazos del casco- De ahí su nombre original, y del que me siento orgullosa. Es mi primer avión, y lo único que heredé de él.

Jack se acercó a la máquina y tras tocarla con una mano se desprendieron varios tornillos y cayeron al suelo. También podía verse a simple vista que la avioneta se tambaleaba, incluso apoyada en una silla por un lado para equilibrarla:

- ¿Cuánto tiempo hace que no vuela?- preguntó el mago, no muy seguro de la estabilidad de Valor Alado.

- Por lo menos... ¡unos treinta o cuarenta años!- respondió la pelirroja con una media sonrisa, que luego trató de fingir su preocupación- ¡Eso...eso no es prácticamente nada! ¡Podemos ir en él sin problemas!

- ¿¡Qué!?- exclamaron los demás, perplejos.

- ¡Mejor dicho...! ¿¡Lo has pilotado alguna vez!?- intervino Rex.

La tímida negación con la cabeza de Alana mientras sonreía a medias hicieron que el resto del grupo palideciera aún más. Aquella chica nunca antes se había puesto a los mandos de una aeronave, y no parecía muy segura de saber hacerlo. Por si fuera poco, la avioneta que los transportaría tampoco inspiraba demasiada confianza. Los movimientos de Alana tratando de acomodarse en el asiento del piloto hacían que saltaran pequeños tornillos y se desprendieran algunas partes de la máquina:

Final Fantasy: Memories of a PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora