Este es un borrador del 2015.
La vida de Audrey en la ciudad de Auferte es tan tranquila y monótona que los planes que ella proyecta para su futuro tienen en cuenta que así siga siendo.
Sin embargo, tras un pequeño e inexplicable accidente que ella...
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La noche anterior volvieron los dolores de estómago.
¿Qué digo de estómago? Dolores corporales en sí. La cabeza, las extremidades, el abdomen. Aunque me ha atacado de una forma mucho más leve que la vez anterior, sigo creyendo que quizá debería verme un médico.
Logro dormirme a duras penas, pero lo logro. Y, al levantarme, tal y como la vez pasada, ya nada me duele. Ni siquiera siento una pequeña molestia.
Falto al colegio. Le he dicho a Clark que tuve una noche pésima y que me sentía horrible. Así que, por suerte, me entendió y me aconsejó que me quedara en casa, tal y como yo esperaba. Si le hubiera pedido permiso a mamá para quedarme, posiblemente me hubiera mandado a ir al instituto de todas formas.
Clark se ha ido de nuevo por su trabajo, y mamá me ha dicho que sigue tratando con el tema del asalto a La Nueva Esquina. Vaya, cada vez que me acuerdo de ese lugar me da escalofríos y cierro los ojos para no recordarlo, para reprimirlo y borrarlo de mi mente. Me alegra que mi padrastro esté tratando con este asunto... a veces hasta creo que sólo lo investiga por mí.
Como me quedo toda la mañana del viernes sola en casa, me dispongo un momento de mi tiempo para ver si Fénix sale de su apartamento.
Yo salgo unas tres o cuatro veces, pero no para encontrármelo. Sólo quiero saber qué hace él por las mañanas. ¿Irá a un instituto? ¿O trabajaría en algún sitio? O, tal vez, simplemente se queda en su casa, haciendo quién sabe qué. Sinceramente, no puedo imaginármelo quieto, tirado sobre el sofá mientras ve televisión... quizás comiendo una hamburguesa o algo así.
Bueno, ya. Deja de pensar en él.
Me dispongo a cuestionar el acuerdo que llegué a hacer con Ebby. Sí, quedamos en que espiaría lo que pudiera en la casa de Sam, y que trataría de enterarme qué pretende... si es que pretende algo. Pero, ¿cómo se supone que haré eso? ¿Qué es exactamente lo que tengo que mirar? ¿Entrar en su habitación, tal vez? Le doy mil vueltas a la idea mientras me como una rebanada de pizza.
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Son las siete y media de la tarde y mis padres todavía no dan señales de vida. Bueno, Clark quizás se haya quedado todavía con sus asuntos policiales, pero mamá me ha enviado un mensaje diciendo que no llegaría hasta tarde.
