Capítulo 24

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Me encuentro parada delante de una pequeña pila de ramas sin saber qué diablos quieren que haga con ellas exactamente

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Me encuentro parada delante de una pequeña pila de ramas sin saber qué diablos quieren que haga con ellas exactamente. Sin animarme mucho a decir lo que creo que están pensando, los miro en busca de alguna respuesta lógica.

-Interesante -comenta Ashley, con los brazos cruzados y la mirada aburrida clavada en la pila.

Fénix se agacha y coge una de las ramas, que están tan secas como el árbol del cual las han arrancado. Si las doblara con poca fuerza, se romperían al instante.

-Es uno de los primeros ejercicios de control -dice Jota, mientras Fénix se levanta y Ashley se va caminando por ahí, dándole la vuelta al árbol-. No es difícil, pero a varios de nosotros nos ha costado la primera vez. Es normal.

-Déjame adivinar -le digo con ironía-. Voy a tener que prenderlos fuego.

Fénix se ríe por lo bajo tras mi comentario, y Jota lo mira con atención. Él deja de reírse al instante, pero por alguna razón me gusta que le haya resultado divertido y no se haya sentido ofendido.

-No era muy difícil de intuir, ¿eh, Jota? -le entrega la rama, apoyándola sobre su enorme pecho.

Jota la agarra fingiendo no haberlo escuchado.

-Parece muy fácil, sí -dice-. Lo parece ahora. Pero el punto de este ejercicio tan práctico es saber hacer lo que quieres hacer cuando quieres hacerlo.

Fénix frunce el ceño mientras probablemente esté repasando esa última frase en su mente.

Me parecía una estupidez desde que los vi trabajando aquí debajo del árbol pero, en realidad, y ahora que lo dice, es justamente lo primero que quiero aprender.

-A controlarme -suelto sin querer.

-Exacto.

Tomo al instante una rama larga del suelo, dispuesta a intentar el ejercicio. Probablemente sea la primera tarea que deba lograr antes de seguir aprendiendo más sobre los ignisios.

-Parece que, a partir de ahora, no podré alejarme nunca de este mundo de habilidades raras y poderes anormales... -resoplo con un deje de decepción.

-Si no eres feliz siendo tu misma -responde Jota-, menos lo serás fingiendo ser algo que no eres. Y ahora esto es quien eres.

Le doy vueltas al pedazo de madera entre mis dedos.

-¿Y ahora? ¿Cómo es que consigo quemarlo si así lo quiero?

-Al igual que cualquier otra cosa que quieras hacer -dice Fénix en tono serio, interrumpiendo a Jota, que abrió la boca para responder-. Dime, si quieres mover tu pierna, ¿qué haces?

Miro al suelo e inconscientemente muevo un poco la pierna como primer reflejo, mientras me lo pienso.

-Simplemente la muevo... -respondo arqueando las cejas, casi como si lo estuviera preguntando, en realidad.

Ignis: Todos ardemos alguna vez | #1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora