Ashley levanta la mano con aire teatral.
—¿Puedo encenderlo ya?
Fénix le muestra las palmas de la mano, como dándole permiso.
—Haz la magia —bromea.
Ashley se pone de pie mientras se ríe. Vaya, por la faceta que veía de ella, nunca pensé verla reír, aunque sea una risa tan corta y seca como esa.
Da unos pasos y entonces coloca la mano sobre la pila de leña que Jota ha dejado en el medio, mostrando la palma hacia abajo. Luego, y para el asombro de mis ojos, baja un poco la mano, cerrándola en un puño, y luego la levanta con la misma rapidez, abriendo todos y cada uno de sus dedos.
La fogata se enciende al instante. Surge el fuego desde el aire —por lo que logro percibir— y se propaga por la madera como por arte de magia negra. Hasta las chispas, el sonido como a crujido, el calor abrasador, los brillantes colores de las llamas... todo es perfectamente real.
Ashley parece divertirse con mi expresión.
—¡Vaya cría! —Exclama— ¡Deberías verte el rostro!
Jota se ríe un poco, aunque lo disimula.
—Siempre es disfrutable hacerlo cuando el espectador queda con esa misma mirada tan incrédula —añade ella.
Cierro los ojos y la boca al instante. Hasta Fénix sonríe con el comentario.
Me aclaro la garganta fingiendo tener tos.
—Y, pues bien, ¿cuántos de nosotros hay?
—¿De nosotros? —pregunta Ashley con ironía, antes de dejar que Fénix me responda. No sé por qué al parecer piensa que le estoy hablando a ella— Muchos, ¿de ti? Bueno...
Jota la mira con los ojos ligeramente abiertos y al instante siento la extraña atmósfera que se ha provocado entre nosotros. De inmediato entiendo que algo ha salido mal.
—¿A qué te refieres? —le pregunto.
Ashley mira a Jota y luego a Fénix, y entonces se sienta lentamente y en silencio, asumiendo su error.
—¿A qué se refiere con que de mí no hay muchos? —le insisto a Fénix, creyendo que tal vez él sí me responda.
—Yo no he dicho exactamente eso... —añade Ashley en voz baja, casi para sí misma.
Pero yo no le hago mucho caso.
—¿No dijiste que «no somos los únicos»?
—No somos los únicos... —afirma él.
—¿Y por qué ella...?
—Creo que lo ideal sería comenzar con la Historia de la Creación —interrumpe Jota, y todos lo miramos en cuanto habla—. Tal y como nos lo enseñaron a nosotros.
Ashley tira ambos brazos hacia atrás y se apoya en ellos, resoplando.
—Puras tonterías —comenta con su voz grave—. Nunca me comí ninguna de esas palabras.
—Es la Historia de la Creación, y por algo es enseñada a cada uno de nosotros —añade Jota.
—Es sólo un mito.
—Es una tradición —la corrige.
Se queda callada, mirándolo con determinación.
Jota dirige su atención hacia mí, mientras cruza los brazos y junta sus manos, como hace Helson antes de empezar una larga explicación en unas de sus clases de Historia.
ESTÁS LEYENDO
Ignis: Todos ardemos alguna vez | #1 |
FantasyEste es un borrador del 2015. La vida de Audrey en la ciudad de Auferte es tan tranquila y monótona que los planes que ella proyecta para su futuro tienen en cuenta que así siga siendo. Sin embargo, tras un pequeño e inexplicable accidente que ella...