Capítulo treinta y siete: Confianza

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Creo que voy a declararme una persona que sufre de antropofobia porque llegué más temprano que nunca y enseguida me bajé del auto y entre al edificio, tengo esta extraña "necesidad" de huir y me siento culpable, pero no sé, simplemente hoy no quiero toparme con nadie, por lo que me apresuro a meterme en la primera puerta abierta que encuentro, la cosa del conserje, bien. Cliché, pero peor es nada.

Me siento una idiota sentada en el piso, revisando mil veces mi teléfono, tratando de buscar algo que llame mi atención, pero se ha vuelto aburrido. He visto todas las fotos, tres veces. He revisado la lista de contactos un par de veces, he visto la foto de perfil de cada uno de mis contactos en WhatsApp unas cuatro veces y creo que moriré del aburrimiento. Entonces escucho la campana y me quedo sentada en la oscuridad un par de minutos más para darle tiempo a que todas las personas entren a sus salones y despejen los pasillos.

Cuando ya dejo de escuchar pisadas y murmullos me pongo de pie, mis piernas duelen levemente por la circulación que vuelve a ser normal, respiro profundo y abro lentamente la puerta, me asomo y miro a ambos lados, asegurándome de que ya no hay nadie. Finalmente salgo hasta mi casillero con pasos ligeros, solo por precaución.

Coloco la combinación un poco apresurada y lo abro con cuidado para no hacer ningún tipo de sonido.

— ¿De quién te escondes? —susurra en mi oído.

Me sobresalto del susto y suelto una exclamación al momento que cierro de golpe la puerta del casillero. Ocasionando un fuerte sonido que resonó en todo el pasillo.

Me volteo con una mano en el corazón y la otra en la boca, la que evito que gritara del susto, y una extraña sensación se apodera de mi cuando veo a Alex viéndome un poco confundido.

— ¿Qué te pasa? —gruño algo molesta— ¡Casi me matas del susto!

— ¿De quién te escondes? —pregunta de nuevo.

Lo fulmino con la mirada y me doy la vuelta para caminar por el pasillo.

Olvida el libro de biología, quiero salir rápido de aquí. 

Escucho los pasos de Alex detrás de mi,  y mentalmente comienzo a maldecir a todo el mundo porque había olvidado por completo que compartimos esta clase. Pero eso en realidad no era un estorbo, porque también comparto un par con Cassidy y mi plan era simple: Llegar tarde a todas las clases, agarrar el último puesto y así evitar que me hable en lo que queda de clase, y al terminar, ser la primera en salir.

Era un plan fácil de ejecutar. Pero no, tuvo que llegar un Tempest para arruinarlo por completo. 

— Sky —dice apresurando el paso y llegando junto a mi— ¿Por qué estás actuando tan extraño?

— Porque intento evitar a alguien —respondo algo molesta y cruzando el pasillo.

— ¿A quién? Estás actuando muy infantil.

— En realidad es a un par de personas, y ahora que lo pienso bien. Tu deberías estar ahí, así que lo siento, pero voy a tratar de evitarte lo que queda de día.

Alex se detiene por un par de segundo, un poco sorprendido por mi respuesta, lo escucho murmurar algo y luego vuelve a dar un par de zancadas hasta llegar de nuevo junto a mi.

— ¿Estás evitando a Max? —pregunta en tono un poco molesto, yo no digo nada, a lo lejos puedo ver la puerta del salón y quiero apresurar el paso para evitar esta conversación, pero tampoco quiero ser demasiado obvia— ¿Es que acaso ayer no te lo dijo? —Cada vez falta menos, sí se puede Sky— Tiene un reposo de un par de meses, le dio este virus extraño que lo debilitó por completo y casi es hospitalizado —suena algo confundido—, pensé que por eso habías ido a la casa, porque querías saber como seguía y toda la cosa, no va a salir de la casa por un buen tiempo, o por lo menos no debería.

Diferentes [D#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora