Capítulo cuarenta y cuatro: Hay cosas que no quieres saber

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Me dejo caer en las raíces de un árbol, estoy completamente agotada, dejo el arma a un lado y me limpio con la única mano limpia la cara, estoy toda llena de pintura verde y realmente necesito algo de agua, el calor que está haciendo realmente no es nada normal, me muevo un poco pero me clavo una piedra en la pierna y el dolor es demasiado aguado, sin embargo me ahorro el grito. Me muerdo el labio un poco fuerte y me pongo de pie. Comienzo a caminar con cuidado de no hacer ningún ruido. Camino un par de segundos hasta que veo a Max sentado bajo un puente, él está de espaldas y me quedo un segundo viéndolo tomar agua, está igual de cansado que yo y lleno de pintura anaranjada. Aprieto mis labios para evitar que se escape mi risa y con mucho cuidado le apunto al brazo que utiliza para sostener el agua y sin pensarlo aprieto el gatillo y en cuestión de segundos una bolita anaranjada aparece en su traje negro y en su pote de agua, él voltea algo sorprendido y al mismo tiempo molesto, y yo no puedo reprimir más mi risa, me dejo caer al piso al mismo tiempo que mi carcajada explota.

Siento un golpe en mi pierna enseguida escucho los pasos de Max, me revuelvo en el piso porque no puedo parar de reir, él se acerca y se sienta encima de mi, pone su arma a un lado y comienza a hacerme cosquilla por los costados, lo cual es bastante difícil porque nuestro equipo es demasiado grueso, pero de alguna manera lo logra. Comienzo a reír tan fuerte que mi estomago comienza a doler y las lagrimas comienzan a caer de mis ojos. Intento apartar a Max pero me es muy difícil, comienzo a patalear y él pierde el equilibrio cayendo junto a mi, y comienza a reír, yo comienzo a calmarme un poco y volteo a verlo. Su cara está llena de pintura anaranjada, resaltando el color de sus ojos, puedo ver las venas en su cuello como se marca su mandíbula. La risa ha muerto por completo para mi, ahora lo único que puedo hacer es verlo detalladamente.

Max voltea a verme y sonríe mostrando su hoyuelo. No puedo expresar como me siento, estiro una mano y le acaricio la mejilla, ahora no solo es pintura anaranjada, también es verde y sonrío levemente antes de acercarme y darle un pequeño beso, él me agarra del cabello para que al separarnos no me aleje demasiado, me ve directamente a los ojos y literalmente siento que podría morir. Esos ojos verde son mi perdición.

— ¿Nos vamos ahora o quieres jugar otra partida? —murmura susurrando sobre mis labios.

— Te gané —digo mordiéndome el labio inferior, él se inclina un poco y me da otro beso—. Lo sé... Entonces, ¿Nos vamos?

Asiento y me quito de encima de él para que pueda levantarse, agarra ambas "pistolas" y caminamos agarrados de la mano hasta la taquilla de información, el chico que está ahí le sonríe a Max, y me guiña el ojo, haciendo que Max apriete mi agarre, yo le doy un leve empujón indicándole que siga caminando.

Me da un beso en la mejilla antes de entrar al baño de hombres y yo sigo al de mujeres. Me quito todo el equipaje tardando unos cuantos minutos. Una vez que lo he quitado me miro en el espejo, tengo algunos moretones, pero intento ignorarlos para proceder a quitarme la mancha de pintura en mi cara y en mis manos y muñecas. Me miro en el espejo y me doy cuenta de la estúpida sonrisa que hay en mi rostro y me acerco más a mi reflejo.

¿Siempre tengo esta estúpida sonrisa cuando estoy con él?

Escucho golpes en la puerta que me hacen sobresaltar y cierro el agua, agarro todo el equipaje y abro la puerta, veo a Max recostado del marco, sin ningún rastro de pintura.

 — ¿Segura que te quiere ir ya?

— Sí, ¿por qué?

Max estira su brazo y pasa su mano por mi cuello, no sé si me da escalofríos por la sensación o porque su mano esta demasiado fría. Siento como mueve su dedo lentamente, y luego pone sus dedos frente a mi, todavía hay pintura verde y yo suelto una pequeña carcajada cuando agarro su mano y entrelazo nuestros dedos.

Diferentes [D#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora