Capítulo cinco: Podemos intentarlo

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Escucho que cierran la puerta principal algo fuerte, enseguida me despierto algo sobresaltada. Me siento en la cama, aún envuelta en las sabanas, me restriego la cara con ambas manos, para poder despertar completamente, busco mi teléfono entre las sabanas y lo desbloqueo, solo me queda 2% de batería, y que tengo unos cuantos mensajes y llamadas perdidas, pero en lo único que me fijo realmente es en la hora 7:45pm.

Mi puerta se abre lentamente, y en la oscuridad, logro ver el largo de la cabellera de mi mamá, es lo único que puedo ver y que puedo usar para diferenciarla de mi papá.

— Sky, cariño —habla en un tono demasiado bajo—, acabamos de llegar.

— Ok —susurro en voz ronca.

— Mañana hablaremos de lo que pasó, ¿Entendido?

Asiento con la cabeza, deseando que la luz de la calle sea suficiente para que ella logre ver que estoy respondiendo, parece que es así, porque me lanza un beso y luego cierra la puerta con sumo cuidado.

Suspiro y me arrimo hasta quedar sentada en la orilla de la cama, me arreglo un poco el cabello y me pongo de pie, me asomo por la pequeña ventana y veo las calles vacías, bostezo algo cansada al momento en que paso una piernas por el marco y termino saliendo de mi habitación por la ventana, sentándome en el pequeño techo que hay después, me estiro un poco y me recuesto para ver las estrellas.

No sé cuánto tiempo tengo aquí, y estoy empezando a dormirme otra vez, cuando escucho que alguien comienza a sisar, me estiro un poco, haciendo movimientos como un gato gordo y miro hacia la ventana del frente.

Max está sentado en ésta, con los pies peligrosamente colgando hacia la calle, a unos cuantos metros de distancia y agarrándose de los lados fuertemente, en el momento en que se da cuenta que ha logrado llamar mi atención, sonríe ampliamente.

— Pensé que ibas a trabajar hoy.

— Déjame en paz Max —gruño.

— Solo quiero hablar contigo —responde algo ofendido.

— Pues yo no.

— Dame un espacio, quiero llegar hasta allá —dice, ignorando por completo mi respuesta.

A regañadientes me siento y me abrazo las piernas hasta pegarlas a mi pecho, dejo mi cabeza apoyada en mis rodillas y lo veo fijamente.

— No —digo finalmente—, te dije que no quiero hablar contigo.

— Vamos —él se inclina peligrosamente—, igual voy a saltar. Si no me haces espacio caere, quizás me rompa un hueso, quede inválido o me muera.

— Dije que no —vuelvo a decir seriamente.

Max se inclina un poco más y mi corazón se acelera.

— ¿Quién te crees? —pregunto algo asustada y molesta al mismo tiempo— ¿Ryan Gosling en The Noteebok cuando le pide a Alli salir en una cita?

— No te estoy pidiendo una cita —responde algo cansado puesto que su peso esta únicamente en sus brazos, que se están aferrando al marco de la ventana demasiado fuerte—, solo quiero hablar.

Por un segundo mis ojos se desvían a sus brazos, debido al peso sus musculos se marcan y me quedo un poco sorprendida, ¿Cómo es que Max tiene brazos así y yo nunca me haya dado cuenta?

— Sky —dice entre dientes—, ahí voy.

Me muerdo el labio inferior algo indecisa y asustada, cuando noto que está empezando a balancearse, me muevo a un lado, haciéndole espacio, Max salta y aterriza sobre mi techo, deja escapar un suspiro de alivio y yo abrazo más fuerte mis piernas, mirándolo algo perpleja.

Diferentes [D#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora