Capítulo doce: Prometo que te divertirás

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 Tengo unas horribles ojeras y un dolor de cabeza demasiado infernal, no pude dormir bien el poco tiempo que dormí, por lo que ahora estoy sentada en mi auto, deseando haberme quedado en casa de Cassidy para dormir todo el día, ella está sentada a mi lado, durmiendo demasiado tranquila.

Jay se estaciona junto a mí, y al bajarse me guiña un ojo pasando de largo, si no lo conociera, probablemente me hubiera puesto nerviosa o algo, pero con Jay es mejor nunca sorprenderse cuando intenta ser cariñoso, él nunca hace las cosas porque sí.

Escucho el horrible sonido de la campana y muevo lentamente a Cassidy para que se despierte, ella lo hace a duras penas y ambas caminamos arrastrando los pies hasta el edificio, mi mejor amiga sigue su camino para ir a su clase de historia, mientras yo entro en el pasillo para agarrar  mi libro e irme a la clase de inglés, entre la multitud veo a Ale pasar algo apresurado, empujando a una que otra persona y de manera involuntaria sonrío. Anoche, mientras intentaba dormir, pensé en darle una oportunidad a Ale, quizás Cassi tenga razón y podamos llegar a ser grandes amigos.

Camino demasiado lento hasta el salón en donde me toca inglés, y a pesar que estoy algo malhumorada por el sueño, me siento algo relajada, sé que no tendré que ver a Max en ese clase, mucho menos a Roxanna o Abby.

Luego de tormentosas horas, y un dolor de cabeza que no se quita por nada, casi corro hasta la cafetería, agarro la primera ensalada que veo y comienzo a comerla demasiado lento, tratando de llenarme lo más rápido posible, buscando la manera que mi dolor de cabeza desaparezca.

Escucho como alguien se sienta frente a mí y al levantar la mirada veo a Ale, me ve un poco intrigado mientras deja la bandeja de comida sobre la mesa.

— ¿Estás bien Sky? Te ves algo...

— ¿Patetica? —termina Cassidy, sentándose junto a él, con un sándwich en su bandeja, Ale se encoje de hombros, como si estuviera de acuerdo pero no quisiera admitirlo en voz alta— Es porque no hemos dormido las horas suficientes, nuestro cuerpo está en modo supervivencia.

— ¿Por qué? 

— Porque ayer fue mi cumpleaños y nos acostamos tarde.

Ale se atraganta con su comida y mira a Cassidy demasiado aturdido.

— ¿Es en serio?

Ella se lleva el sándwich a su boca y asiente como si eso no fuera la gran cosa, yo me llevo otro bocado de ensalada a mi boca, pero no me siento con energía, lo único que quiero hacer es dormir, o tomar mil píldoras para el dolor de cabeza... Quizás muera por una sobredosis.

— Bueno... Yo —comienza a hablar algo nervioso, mirando de Cassidy hacia mí, como si estuviera buscando alguna respuesta— ¿Lo siento? ¿Feliz cumpleaños?

Ella se encoje de hombros y luego de tragar lo que había estado masticando, le dedica una delicada sonrisa.

— Gracias Alex.

Él hace un mal gesto y clava su mirada en su comida, supongo que repentinamente ya no tiene hambre, y yo tampoco, me siento como si estuviera perdida o algo así, extiendo las mangas de mi sweater para cubrirme las manos, clavo mis codos en la mesa y entrelazo mis manos para apoyar mi cabeza en éstas.

Pienso por un momento hablar con Ale, decirle algo de lo que podamos hablar por un largo tiempo... Pero no se me ocurre nada, soy demasiado mala buscando algún tema de conversación, y justo ahora, el silencio que hay en la mesa es algo perturbador.

Escucho como alguien se sienta junto a mí, y con el mayor aburrimiento y cansancio de la historia, volteo lentamente, Max está sentado, mirándome con un extraño gesto en sus labios.

Diferentes [D#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora