CAPÍTULO 24

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James

¿Cómo tendré que comportarme frente a la familia de Carolina? Su madre me odia, su padre odia a los chicos que lleva a casa, es decir, que también me odiará, y su hermano va a interrogarme.

Por esa parte no quiero que llegue el viernes, pero por otro lado estoy deseando, ya que tengo que presentarle a Carolina mis padres. Solo espero que todo vaya bien.

Son las nueve de la noche, así que voy a llamar a mis antiguos colegas de Florida para quedar con ellos. Estoy tumbado en la cama, busco su número y me llevo el móvil a la oreja.

- Hey Josh, ¿qué pasa? - pregunto con una sonrisa.

- ¿James? ¿Eres tú, colega? - pregunta asombrado.

- Sí tío, el mismo.

- ¿Qué tal estás? ¿Has sentado ya la cabeza con la carrera o sigues siendo tan "bueno" con las mujeres? - pregunta recalcando esa palabra para que me de cuenta de que es ironía.

- Ya he sentado la cabeza, creo que ya tocaba - comento algo serio.

- ¿Qué tía te ha hecho sentar la cabeza?

- Carolina - respondo, y espero su reacción. Sigue sin responder - ¿Josh? - pregunto ya preocupado.

- ¿Carolina? ¿La del Instituto? - pregunta con tono de sorpresa.

- Claro.

- ¿Qué te ha hecho para caer en sus redes? - pregunta con doble sentido.

- Nada, nos reconciliamos y ahora estamos juntos - respondo con simpleza.

- Espero que no te utilice otra vez - añade serio.

- No lo hará - miento, ya que en realidad nos estamos utilizando el uno al otro.

- ¿Cuándo vendrás? - pregunta cambiando de tema.

- Este viernes voy para allá - respondo con una sonrisa de satisfacción.

- ¡Qué bien! Avisaré a Chad - dice antes de colgar.

Me quedo mirando el teléfono con una tonta sonrisa en la cara.

Tocan a la puerta y levanto mi cabeza en su dirección.

- ¿Quieres cenar algo? - pregunta Carolina asomando la cabeza.

- Claro, ¿te ayudo? - pregunto levantándome de la cama.

- ¿A pedir pizza? - pregunta riéndose.

- Es verdad, si no hemos comprado nada de comida - comento abriendo la puerta del todo y saliendo al pasillo con Carolina.

- ¿De qué quieres la pizza? - pregunta una vez que estamos en la cocina.

- Me encanta la de cuatro quesos - confieso.

- Igual que a mi padre - añade.

- ¿De qué la quieres tú? - pregunto para que no piense mucho en lo lejos que está su familia.

- Me da igual - responde sin ganas.

- Vale, entonces una de cuatro quesos y la otra de...¿queso de cabra? - pregunto dudando.

- ¿Cómo has sabido que me encanta ese queso? - pregunta con una sonrisa.

- No lo sé, simplemente lo he citado - digo encogiéndome de hombros.

- Voy a llamar a la pizzería - añade cogiendo el teléfono.

Cuando se levanta y se va al salón a hacer la llamada, no puedo evitar dirigir mi mirada a su culo. ¿Qué me está pasando?

Un amor no tan fingidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora