CAPÍTULO 28

132 15 8
                                    

James

Llevo escuchando un rato los gritos dirigidos entre Carolina y sus padres. He tenido que salir porque no soportaba que me estuvieran despreciando de esa manera. No sé cómo ha podido aguantar estos 19 años con esas personas tan interesadas. Por lo que he estado escuchando, lleva toda una vida sin libertad alguna, vigilada por sus padres.

De repente se abre la puerta principal y sale Carolina con la cara descompuesta y una maleta en la mano. No soporto verla así, y ella sin pensarlo se echa a llorar. No puedo con esto, por eso le doy un abrazo, que seguro en mucho tiempo no había recibido.

Sigue sollozando en mi pecho mientras que una idea pasa por mi cabeza como una estrella fugaz: es hora de ir a mi casa.

Le acaricio el cabello para que se calme y lo único que consigo es que me abrace más fuerte.

- Tranquila, ya se acabó todo. Ahora eres libre - susurro contra su cabeza.

Poco a poco su respiración va volviendo a la normalidad y su agarre ya no es tan desesperado.

- Gracias - susurra separándose de mí.

- No es nada. De todas maneras, esperaba que rompieras algunas cosas. Con el carácter que tienes.... - digo para romper un poco la tensión del ambiente.

- Sí... - dice con una tímida sonrisa de lado.

- Venga, vamos a mi casa, allí podrás descansar - sentencio arrastrando las maletas por el camino de piedra que conduce al acerado.

- Pero, ¿cómo voy a presentarme a tus padres así? - cuestiona siguiéndome.

- Ellos lo entenderán. Mañana los conoces y ya está, pero ahora vas a descansar.

- Vale, papá - añade divertida, pero suelta un sollozo al darse cuenta de que no volverá a llamar a una persona así nunca más.

No quiero prohibirle que se desahogue, por eso sigo andando por la calle, escuchando cómo sufre.

No dejamos de caminar en ningún momento. Y, cuando llegamos, paro justo en la puerta de la que hace tres años era mi casa, pero antes de tocar, le echo un vistazo a Carolina, quien sigue descompuesta.

- No te dirán nada, me aseguraré de ello - le prometo refiriéndome a mis padres.

Ella asiente, suspiro y toco el timbre.

Escucho unos pasitos, y segundos después mi hermana nos abre la puerta. Se sube a mis piernas como un koala se sube a un árbol.

- Angela, te dije que tenías que preguntar quién es antes de abrir la... - dice mi madre asomándose por la puerta. - ¡Hijo! - exclama abrazándome.

- Es James, mami, es James - dice Angela tirando del pantalón de mi madre para llamar la atención.

- Sí hija, es tu hermano - afirma mirándome con ternura.

- ¿Quién eres tú? - pregunta mi hermana de repente.

Bajo la mirada hacia ella y me percato de que está cerca de Carolina. Ella se agacha y sonríe.

- Hola, yo soy una amiga de tu hermano - se presenta con una voz dulce.

- ¿Quieres a mi hermano? - pregunta Angela sin ninguna vergüenza.

Carolina se sonroja y me mira, buscando refugio.

- Mamá, ella es mi novia, Carolina - le informo a mi madre. Mi "novia" se levanta y se acerca a mi madre.

- Encantada de conocer a la chica que trae loco a mi hijo - dice mi madre dándole dos besos.

- Igualmente Señora Harries.

Un amor no tan fingidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora