CAPÍTULO 31

127 10 14
                                    

Carolina

¿Cómo he podido dejarme llevar de tal manera? Lo que ha empezado como unas simples cosquillas para animarme, casi termina en sexo.

Bajo las escaleras y entro en el baño para mirarme al espejo que hay justo encima del lavabo. Mi pelo está algo despeinado y mis labios están muy hinchados.

- ¿Ya puedes hacerme la trenza? - pregunta Angela provocando que dé un respingo.

- Qué susto me has dado peque - comento con una mano en el pecho. - Claro, ¿me dejas un cepillo? - pregunto agachándome para estar a su altura.

- Voy - responde antes de salir corriendo.

Me río al verla subir las escaleras tan rápido. Salgo del baño y voy a la cocina, donde está Mel.

- Hola Mel - saludo sonriente.

- Hola cariño, ¿ya se ha disculpado Rob? - pregunta mientras coloca unos utensilios en su correspondiente lugar.

- Sí, la verdad que no esperaba esa confesión - respondo sincera recordando todo lo que me ha explicado.

- Nadie, excepto tú y yo, sabemos por qué protege tanto a sus hijos, considérate una privilegiada - añade riéndose.

Me uno a sus risas y James entra en la cocina. Angela viene detrás, quien trae un cepillo en la mano.

- ¿De qué os reís tanto, amor? - pregunta James acercándose a mí.

- Es un secreto - respondo mirando a Mel con una sonrisa.

- ¿Cómo vas a hacerme la trenza, tata? - pregunta Angela dándome el cepillo.

- Como tú quieras, peque - respondo cogiéndola en brazos para subirla a uno de los taburetes que hay alrededor de la isla de la cocina.

- Angela, cariño, no seas pesada - le regaña Mel.

- No es ninguna molestia - comento desenredando el cabello de la niña.

- Gracias, cielo - agradece mi "suegra".

Le dedico una sonrisa y empiezo a separar los mechones que me harán falta para hacer la trenza.

- ¿Cuánto lleváis? - pregunta Mel mirando a James.

James me mira y se rasca la nuca, nervioso.

- Mañana hacemos una semana - respondo, haciendo que Mel abra los ojos sorprendida.

- ¿Solo? Creía que llevabais más - añade.

- Mamá, la conozco desde que ella tenía 16 años y yo estaba a punto de cumplir los 18 - especifica James.

- ¿Has tardado tres años en pedirle salir? - pregunta su madre riéndose, seguramente por la timidez de su hijo.

- En realidad ha habido un distanciamiento de tres años - confieso comenzando ya a hacerle la trenza a la pequeña.

- ¿Distanciamiento? - pregunta Mel confundida.

- Sí, dejamos de hablarnos por algo que hizo James. Después empecé a salir con un chico y ya no nos veíamos por el instituto - aclaro sin querer dar muchos detalles.

- ¿Qué hiciste? - le regaña a su hijo dándole en la nuca.

- Prefiero no recordarlo - añade James en voz baja.

- ¿Le quitaste la virginidad a traición? - pregunta ella asustada.

- ¿Qué? ¡No! - exclama James. - No quiero hablar de eso, mamá - añade mirando el suelo.

Un amor no tan fingidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora