CAPÍTULO 34

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Carolina

- Por fin vuelvo a respirar el aire de California - comento una vez salimos del aeropuerto.

- ¿Ya estás feliz? - pregunta James acercándose a mí para ayudarme con una maleta.

- Sí, aunque me da mucha pena haber dejado a tu hermana en Florida - confieso triste.

- ¿Te has hecho amiga de tu "cuñada"? - cuestiona James con un tono burlón a la vez que se dirige al aparcamiento del aeropuerto.

- Se podría decir que sí - respondo siguiéndolo.

Una vez cargadas las maletas en la parte de atrás del coche de James, nos montamos en nuestros respectivos asientos.

- ¿Preparada para volver a la realidad? - cuestiona antes de arrancar el auto.

- Creo que sí, ¿y tú? - le pregunto yo a él dándole un codazo en el brazo.

- A mí me da igual - dice al mismo tiempo que el motor del coche comienza a sonar.

- Intentaré dormir algo, avísame cuando lleguemos - le comento a James antes de echarme en el asiento.

- ¿Quieres que lo eche un poco hacia detrás y así estar más cómoda? - pregunta al ver que he cerrado los ojos con el asiento completamente rígido.

- Creo que será mejor - respondo un poco avergonzada.

- Está bien - dice antes de acercarse a mí y pasar el brazo por debajo de mi pecho, sin rozarlo, para girar una palanca que hay del otro lado. - Empuja con la espalda - me indica.

- Voy - anuncio antes de hacer lo que él me dice.

Mientras el asiento se reclina hacia atrás, James no se aparta de su posición inicial, lo que hace que cada vez me ponga más nerviosa.

- ¿Así está bien? - pregunta incorporándose.

- Sí, perfecto - comento antes de colocarme mejor.

- ¿No se te olvida algo? - pregunta James antes de empezar a conducir de vuelta al apartamento.

- No lo sé, ¿el qué? - cuestiono dudosa.

- ¿En serio no sabes qué es? - pregunta acercando su rostro al mío.

Niego con la cabeza y mi respiración se agita.

- El cinturón de seguridad - dice pasándolo por mi cintura.

- Ah sí, lo olvidaba - comento nerviosa.

- ¿Qué creías que era? - pregunta al ver mi nerviosismo.

- Nada, déjalo. Voy a dormirme un rato, porque esto del... - no puedo seguir hablando, porque mi querido "novio" se acerca de nuevo a mí, mejor dicho, a mis labios para besarlos tiernamente.

- ¿Eso era lo que creías? - pregunta con una sonrisa una vez que se separa.

- Sí, pero eso no significa que quisiera besarte, ¿entendido? - pregunto apuntándolo con el dedo índice.

- Por supuesto - comenta poniéndose el cinturon. - Ahora duerme, que en una hora habremos llegado a casa - asegura saliendo del aparcamiento.

***

James

Desde que comencé a conducir por las autopistas y carreteras adecuadas para llegar a nuestro apartamento, Carolina, a pesar de haber dicho que iba a dormirse, lleva dando vueltas en el asiento todo el trayecto. No para, y me está empezando a poner de los nervios.

Un amor no tan fingidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora