James
- ¿Lo habéis cogido todo, cariño? - pregunta mi madre por quinta vez.
- Sí, mamá - respondo cansado cargando las maletas en el coche de mi padre.
- Le estaba preguntando a ella - comenta señalando a Carolina antes de subirse al auto.
- James, eres tonto, a ti nunca te dice cañiro - añade Angela riéndose.
- Se dice cariño, peque - la corrige Carolina y la ayuda a subirse a su asiento especial para niños.
- Estáis todas contra mí - me quejo cerrando la puerta.
- Eso no es verdad, hijo - dice mi padre arrancando el motor.
- Sí papá, lo es, y tú también lo estás - vuelvo a quejarme.
El coche comienza a avanzar, me pongo el cinturón de seguridad y me acerco a mi "novia".
- Déjame, James, no quiero hablar contigo - se queja separándose de mí.
- ¿Por qué? - pregunto confundido.
- Te pasaste mucho en la heladería - añade mirándome fijamente.
- Es que mis amigos no dejaban de estar encima de ti y me puse celoso - comento mirando sus preciosos ojos.
- ¿En serio? No me había percatado - dice con ironía.
- Odio que utilices la ironía conmigo - añado pasando una mano por su mejilla.
- Entiendo que pudieras estar celoso, pero la pagaste conmigo sin yo haber hecho nada - asegura inocente.
- Está bien, lo siento - me disculpo por fin. - Mis amigos no te dejaban y no vi otra salida que cargar con el primero que se me pusiera por delante, y dio la casualidad de que fuiste tú - aclaro haciendo círculos en su mejilla con el pulgar.
- Te juro que como vuelvas a hacer algo así algún día de tu vida, no me volverás a ver, ¿entiendes? - pregunta seria.
No me creo lo que está diciendo y me echo a reír. Mi madre me mira como si estuviera loco y al fijarme de nuevo en Carolina, me doy cuenta de que va en serio.
- Está bien, está bien - digo levantando mis manos en son de paz. - ¿Me perdonas? - pregunto impaciente.
- No - responde negando con la cabeza.
- ¿No? - pregunto con una sonrisa. Vuelve a negar con la cabeza y me mira desafiante. - Entonces yo tampoco te perdono - la chincho.
- ¿Y por qué deberías perdonarme tú a mí? - pregunta señalándose a sí misma con el dedo.
- Porque me has quedado la marca de tu mano en mi cara - me quejo acariciando mi mejilla.
- Te lo merecías - dice encogiéndose de hombros.
- ¿Segura? - pregunto dispuesto a hacerle cosquillas.
Parece que me lee la mente, porque rápidamente me agarra las manos e impide que las sitúe en cualquier lugar de su cuerpo donde pueda provocarle cosquillas.
- Soy más rápida e inteligente que tú - asegura todavía agarrando mis manos.
- Eso no lo creo - niego a la vez que le doy la vuelta a la situación, sosteniendo entre una de mis manos, las dos suyas.
- Quieto James - me avisa nerviosa.
- ¿Por qué te pones nerviosa? - pregunto tentándola.
- No hagas nada - me advierte de nuevo.
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Un amor no tan fingido
RomanceNunca llegué a pensar que mi novio Daniel, un chico con el que había estado desde los 16 años, podría hacerme tal cosa. Lo que jamás me habría imaginado es que volvería a hablar y a mantener una "relación" con James, un chico de mi pasado que tambi...