CAPÍTULO 10

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Después de conducir hasta el aeropuerto y montarme en el avión, empezaron los problemas. Tengo fobia a las alturas y esto de los aviones no lo llevo muy bien, aunque ya debería de estar acostumbrándome.

Cuando me doy cuenta estamos despegando, una de las peores parte para mí del vuelo.

Estoy del lado de la ventana y a mi lado tengo a una madre con su hija. La mujer puede tener unos 40 años y la chica unos 14. Ambas son rubias, aunque la hija tiene el cabello más claro que su madre. Las dos tienen la piel morena y los ojos claros, pero desde mi punto de vista no puedo distinguir de qué color son los de cada una.

Parece que están discutiendo sobre algo hasta que la madre pone punto y final a la discusión y se pone un antifaz y unos tapones para dormir.

- Qué asco de verdad – dice la chica indignada.

- ¿Discusiones de madre hija? – pregunto mirándola fijamente con una ceja enarcada.

- Sí, el problema es que no me deja quedar con mis amigos para salir por ahí – se queja resoplando.

- Bueno tú espera, a lo mejor cuando lleguemos ya se le ha pasado – digo esperanzándola.

- No creo, bueno soy Adele, ¿y tú? – me pregunta tendiéndome la mano.

- Soy Carolina – respondo estrechándosela.

- ¿De dónde eres?

- Soy de Florida, pero voy a la Universidad de California, ¿y tú?

- Soy de Miami, pero tengo familia en Florida.

- ¿Cuántos años tienes Adele?

- Tengo 15 años y tú tienes...¿19? – pregunta entrecerrando los ojos.

- Sí, bueno un placer haberte conocido, ahora voy a descansar.

- Igualmente.

Alexandra

Cuando recibí esta mañana la noticia de que Carolina venía a California, no podía parar de saltar, pero Amber me dijo que tenía un tono de voz apagado y triste y que seguramente tenía que ver con Daniel, su novio. Espero que no le haya hecho nada, porque si lo ha hecho no tiene Estados Unidos para correr.

Sé que ella está muy enamorada, pero siempre les he dicho a Amber y a Emma que hay algo en su mirada que no me gusta un pelo.

Ahora mismo estoy con ellas en el parque donde nos citó nuestra mejor amiga.

- ¿Qué creéis que le ha podido pasar? – pregunta Emma con la cabeza agachada.

- Estoy segura que tiene que ver con su novio, pero... no sé – dice Amber.

De repente vemos cómo un taxi para cerca de nosotras. De él sale Carolina con un bolso azul en una mano y cuando levanta la mirada y nos ve, viene corriendo hacia nosotras.

Nosotras también corremos para que nos abracemos antes.

Suelta el bolso y empieza a abrazarnos una por una, empezando por Emma y terminando por mí.

Le cojo el bolso y nos dirijimos a los bancos que hay en el parque.

- Te hemos echado mucho de menos – dice Emma pasándole un brazo por los hombros.

- Y yo a vosotras chicas – dice con la voz rota y es cuando nos damos cuenta de que está llorando.

Nos miramos y la abrazamos las tres a la vez. Está temblando y no para de llorar.

- ¿Quieres que vayamos a mi casa? – le pregunto mirándole a sus ojos verdes, que ahora están sin vida.

- Creo que va a ser lo mejor Alex – dice Amber que hasta ahora no ha hablado.

Llamo a mi madre para que nos recoja y nos lleve a casa. En el coche reina el silencio, solo se escucha la respiración de Carolina, que todavía no se ha calmado.

- Gracias Judy – dice Carolina antes de bajarse del coche.

- De nada cariño – dice despidiéndose de ella. – Alex, tus amigas pueden quedarse aquí a dormir.

- Vale mamá gracias.

Arranca y nos deja a las cuatro sobre el camino que lleva al porche. Me adelanto y abro la puerta. Primero entro yo, después Amber y por último Emma con Carolina.

Carolina

Hacía años que no entraba en la casa de Alex. Está igual que siempre, aunque un poco más deteriorada.

Cuando bajé del taxi y las vi, salí corriendo para abrazarlas. Llevaba mucho tiempo sin verlas y realmente necesitaba que me dieran un poco de cariño para saber que no me han olvidado, que sigo estando en ellas. No me percaté de que las lágrimas brotaban de mis ojos, solo escuché cómo mi voz se rompía para después empezar a llorar. Rápidamente me abrazaron y me tranquilizaron, o eso fue lo que intentaron, porque en el coche de la madre de Alex seguía nerviosa.

Ahora estamos en la habitación de Alex. Emma y ella están sentadas como indios en el suelo, mientras que Amber y yo estamos en la misma posición, pero en la cama de Alex.

- Chicas yo... lo siento por ponerme así en el parque – digo con la vista fija en mis manos.

- Oh vamos, no tienes que disculparte por eso – dice Amber.

- Ahora, por favor, cuéntanos qué es lo que te pasa – dice Alex mirándome a los ojos.

Bueno pues esperemos que nuestra protagonista les diga a sus mejores amigas qué es lo que le pasa de una vez por todas.

¿La ayudarán?

¿Le darán algún consejo?

Ahora estoy escribiendo más continuo porque ya he terminado las clases!!!!!

Espero que les haya gustado el capítulo.

Hasta la próxima.

Kisses de xlocatisx

Un amor no tan fingidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora