Castigo

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Abro los ojos por el ruido de mi molesto despertador; pero quiero dormir un poco más, porque casi no dormí nada pensando en los estúpidos de Dean y Emily, ¿Por qué tuve que conocerlos?, son muy molestos, uno es un acosador pervertido y otra una presumida, prostituta que juzga sin conocer y da cachetadas sin sentido; eso me recuerda que tengo que golpearla.

Ahora que ya reflexione sobre todo eso, tengo que levantarme, no pienso volver a llegar tarde y menos a literatura, esa clase me encanta y el profesor es muy amable, será perfecto para dejar de pensar en ellos.

(...)

La clase paso volando, el profesor fue tan amable y con esa tierna sonrisa de siempre, las siguientes clases no estuvieron tan mal, aunque hubo unas en las que casi me duermo, no todo es tan bello.

Es hora del almuerzo, voy tranquila a la cafetería cuando veo mucha gente reunida, me acerco para ver que pasa y cuando puedo verlo no me lo creo; mi compañera llora y el sujeto de ayer le dice tontería y media, no puedo creer que nadie haga nada, ¿Qué no pueden callar a ese idiota?

―Eres una prostituta y lo sabes, te dejas de cualquiera, eres una basura y no me mereces― dicho esto le da una cachetada que la tira al piso, todos solamente hacen uuuh; ya no lo soporto más, y me acerco a él.

―¿Qué acaso eres imbécil?, ¿Cómo te atreves a tratar a una mujer así?, Tú no eres un hombre, eres un primate nada evolucionado.

―Que te importa a ti, mini-prostituta.

―¿Sabes qué?, insulte a los primates al decirte así, y no te atrevas a volver a hablarme así, o a ella o a cualquier otra mujer― le doy una cachetada tan fuerte que hasta a mí me duele la mano.

Volteo y veo a Emily aun en el piso, extiendo mi mano para ayudarla a que se levante, ella la toma y se incorpora, enseguida le doy un golpe en la cabeza.

―No vuelvas a dejar que nadie te haga eso, vales más de lo que crees y él no te merece― ella solo asiente por mi regaño, de pronto pone una mirada de terror; doy vuelta para ver lo que observa con tanto miedo, y noto que detrás de mi esta ese sujeto. No me había dado cuenta de que es tan alto, tengo que mirar hacia arriba para poder verlo a los ojos.

Pero lo peor es que me observa con mucha ira, casi me fulmina con la mirada. Levanta su mano y creo que me golpeara, pero en ese instante otra mano lo detiene; suspiro aliviada, entonces me doy cuenta de que quien me ha salvado es... Dean; no puede ser cierto, ¿En serio él me salvo?

―A una señorita no se le levanta la mano, y menos si ella es mía― lo último lo dice bajito y parece que soy la única que lo escuche.

―No se meta entrenador, esto es entré las prostitutas de ahí y yo ― Dean le da un golpe en el rostro que lo tira al piso.

―Te dije que no les hablaras así― en ese momento llegan los guardias y ven al tipo que está sangrando en el piso.

―¿Qué fue lo que sucedió?― pregunta uno de ellos.

―El estudiante que está tirado en el piso golpeo a una señorita e intento golpear a otra, ¿verdad?― Dean nos observa, nosotras solo asentimos.

―Está bien, lleven a ese sujeto con el director para que le ponga un castigo y lleven a la señorita a la enfermería.

Dos guardias toman al tipo y otro lleva a Emily a la enfermería. Sigo caminando, voy por un pasillo vacío cuando repentinamente una mano tapa mi boca y me mete a una habitación, me asusto mucho, entonces volteo y noto que es Dean.

―¿Qué es lo que te pasa?, Casi me da un infarto― lo regaño molesta.

―Jajaja, que exagerada eres.

NO SOY TU JUGUETEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora