No lo hagas

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Mis piernas tiemblan, éste hombre me quitara mi virginidad, eso es algo que no quiero perder aún, y menos con él; yo quería casarme con Colby y entregarme a él por primera vez un nuestra luna de miel, pero ahora ya no podré (empiezo a llorar), incluso preferiría hacerlo con Dean, antes que con éste horrible hombre, y no digo que sea feo, sino que es malvado, (aún sigo llorando desconsoladamente).


―Deja de llorar linda, esto pronto terminará.

―Por favor, lo no hagas, tengo demasiado miedo.

―Te encantará, incluso pedirás más.

―¡No!, déjeme ir.

―Es muy tarde para eso― termina de bajarme el pantalón― vaya que estas muy mojada, ¿Acaso te gusta la idea de que te viole? Dime ¿Cuánto pasaste sin sexo?

―No es verdad, yo no estoy mojada― voy a decirle qué soy virgen, cuando baja mis bragas.

―¡Mira que tenemos aquí! ―exclama sorprendido― al parecer ya te llego el periodo, que suerte tienes, ya que no podremos hacerlo así.

―¿En serio?

―Claro que no, no quiero que te embaraces, bueno, aun no― sonríe macabramente, sus palabras hacen que un escalofrío recorra todo mi cuerpo, ¿Qué quiere decir con aun no? ¿Cuánto tiempo piensa tenerme aquí?― vuelvo en un rato― vuelve a ponerme cinta en la boca.


Se va, dejándome en la cama atada y confundida, además de que me dejo sin pantalón ni bragas ¿Qué va a hacer este hombre? Tengo mucho miedo.

Después de una hora llega con una bolsa negra en la mano y se acerca a mí.

―Te quitare la cinta de la boca y las cuerdas de tus pies y manos, para que te pongas una toalla femenina en aquel baño― señala un pequeño cuarto― y ya que estás ahí te das una ducha, pero no intentes escapar― asiento.

Él quita la cuerda de mis pies, pero no de mis manos, ni la cinta de mi boca, me lleva hacia el cuarto y ya frente a la puerta me quita la cuerda de las manos y la cinta, me empuja al baño y cierra la puerta con llave, no sin antes darme una toalla femenina y una toalla para secarme.

Comienzo a bañarme, feliz porque aún no me ha violado, pero temerosa de que pronto podría hacerlo.

Termino de bañarme y veo dentro de la bolsa; hay unas bragas y un camisón, pero no hay un brasier, resignada me pongo las bragas y la toalla femenina, también el camisón, que casi parece lencería; es de color rosa pálido, con los bordes negros y de encaje.

Toco la puerta para avisar que estaba lista, el profesor la abrió y al verme una gran sonrisa se dibujó en su rostro.

―Te queda muy lindo, sabía que sería así― cuando me contempla siento que casi me desnuda con la mirada; es asqueroso que haga esa cara― además te ves muy sexy― está viendo directo a mis pechos, me doy cuenta de que como no traigo brasier, estos se distinguen perfectamente bajo la delgada tela del camisón, además de que éste me llega muy arriba de las rodillas.

Volteo a otro lado, intentando ignorar que se está excitando con solo verme así; percibo que detrás de él, a lo lejos, se encuentra una puerta y está abierta, creo que por fin podré salir; me acerco a él seductoramente, lo tomo de los hombros y le doy vuelta, lo empujo, cae al suelo y corro a la salida; no sé como pero me toma del tobillo y hace que caiga muy fuerte, golpeándome la cara contra el piso, se acerca a la puerta y la cierra con llave, luego toma la cinta y me tapa la boca.

NO SOY TU JUGUETEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora