Escucho las aves cantar, y para mi cabeza suenan como misiles destrozando cada nervio. Mi boca está completamente seca, como si llevara días en el desierto sin beber una gota de agua. Al abrir los ojos la luz que entra por la ventana se siente como si tuviera al sol frente a mí.
Antes de hacer un solo movimiento mi estómago se retuerce y sacude como si estuviera en un barco. Siento que todo su contenido saldrá, y se pondrá feo si no me apresuro.
Intento levantarme pero una gran mano que ya conozco sujeta mi cintura. Dean está de nuevo durmiendo conmigo, espero no se le haga una mala costumbre. Quiero decir algo pero siento que el contenido de mi estómago sube por mi garganta.
Golpeo su pecho hasta que despierta y me suelta. Sin decir nada me levanto de golpe. Grave error. Todo da vueltas, tapo mi boca y camino con dificultad hacia el baño. Me arrodillo frente al retrete y lo saco todo.
Estoy llena de sudor y el cabello se me pega a la cara, sin hablar del horrible dolor en cada parte de mi cuerpo. Escucho pasos y que alguien entra al baño, supongo debe ser Dean, no tengo la fuerza suficiente para voltear. Lo escucho suspirar, se acerca y sostiene mi cabello para que no me estorbe.
Quisiera agradecerle pero mi garganta quema y no puedo dejar de vomitar. Es una sensación horrible, como ácido recorriendo mi esófago y garganta. El baño ha de oler horrible pero él ni se mueve hasta que minutos después siento lo saque todo. Sale mientras me quedo abrazando el retrete intentando encontrar consuelo. Segundos después vuelve con una botella de agua.
—Sospeche que la necesitarías. —Me ayuda a separarme del retrete y me la entrega abierta.
Sin dudarlo dos veces la tomo toda de un trago, lo cual mi garganta agradece mucho. Me siento como una muñeca de trapo deshecha. Le hago señas a Dean para que salga en lo que me recompongo. Él hace caso y sale sin decir nada.
Bajo la manecilla del baño, siento que con el agua se van mis fuerzas y ganas de vivir de hoy. Con mucho trabajo me pongo frente al espejo que se encuentra sobre el lavamanos.
«Estoy hecha un asco».
Cabello desordenado y uno que otro pegado al cuello por el sudor. Ojos rojos, mirada cansada, estoy algo pálida, y no hablar del olor del baño.
Me lavo la cara y hago gárgaras. Que mal que no está mi cepillo de dientes y la pasta olor a menta fresca, serian ideales ahora. Miro a mí alrededor, me quedo petrificada unos segundos.
«¿Dónde rayos estoy? ¿Y cómo llegue aquí?».
Intento hacer memoria. ¿Qué día es hoy? ¿Jueves? Si mal no recuerdo hoy es... Primero de enero.
¡Ayer fue año nuevo! Jack me obligo a ir a una fiesta, vi a Dean, conocí a una chica de cabello negro llamada Mei, o algo así, y... bebí hasta terminar así.
¡Rayos! Sí que estoy mal... Dije e hice tonterías. Pero lo peor es que casi termino haciéndolo con Dean de nuevo, y yo le dije que lo hiciéramos.
Me hago bolita en el frío piso, se siente bien y cómodo para la moral tan baja que me quedo. Mi honradez se arrojó por la ventana como las llaves que avente.
«Oh, mis llaves».
Golpeo mi frente con decepción, lo cual es mala idea, me duele la cabeza. No puedo creer que acabe así.
La puerta se abre lentamente y una melena castaña se asoma.
—Solo quería saber ¿Cómo estás? —susurra entrando por completo al baño.
—¿Cómo crees que estoy? Mejor de lo que debería supongo. —Toma mi mano y me ayuda a levantarme, de nuevo siento que todo da vueltas.
Y el dolor de cabeza me está matando. Toco mi frente en busca de parar las palpitaciones de tortura. Dean me ofrece una pastilla y otra botella de agua.
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NO SOY TU JUGUETE
Fiksi PenggemarYa estoy harta de todo esto, ya me cansaron sus juegos y no le tendré más miedo. ―Aléjate de mí― ordeno firme. ―¿Acaso ya no quieres jugar?― cuestiona con esa sonrisa arrogante que siempre tiene. ―Nunca quise esto. ―Fuiste tú la que acept...