Trato

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―¿Y qué decidiste Elizabeth?

―Que eres un idiota y jamás cambiarás.

―Que tierna, eso me dice que no encontraste como ganarme.

―Pues...― bajo la mirada, ya que ni siquiera lo pensé.

―¿Eso significa que gane?― sonríe arrogante.

―¡No!, No pienso dejar que ganes, encontrare la forma de vencerte.

―Y mientras la encuentras serás mía.

―¡Nunca!, eres un maldito enfermo, no soy propiedad de nadie.

―Demasiado tarde, ahora eres mía.

―No lo soy, no sé porque dices eso.

―Por favor Elizabeth, ya no tienes otra opción... O ¿Será que decidiste irte de la universidad?

―Dean, no puedes poner mi futuro como si fuera solo un juego, no es justo para mí.

―Vamos linda― con sus dedos toma mi barbilla― no lo hago.

―¡No es justo!― me separo violentamente de él― ¡No estas siendo justo!

―Lo soy, te doy la opción de quedarte, y solo con una condición.

―Si claro, ¡Con la condición de darte mi virginidad, de ser tuya cuando quieras y como quieras, de que puedas hacer conmigo lo que se te dé la gana!

―Si lo dices así, suena sumamente excitante― se acerca peligrosamente a mí.

―Basta, esto no es un juego, y yo no soy tu juguete.

―Solo porque aún no has aceptado.

―Dean, no me hagas esto― pido casi en una súplica.

―Sabes, se te acaba el tiempo, dime ahora lo que decidiste.

―Yo... yo...

―¿Tú?

Piensa Elizabeth, piensa, ¿Cómo salgo de esta?, ¿Cómo entretengo a Dean para que no piense en eso?, Claro, sin sexo, aunque parece ser lo único en lo que piensa.

―Elizabeth, di tu respuesta.

―Sabes, si me expulsan de esta universidad, no tendré dinero para pagar otra; tú mismo lo dijiste, estoy con beca completa, y me esforcé por tenerla. Si no estudio aquí, no tengo otra opción, tendré que volver a México― explico intentando convencerlo.

―Tu misma lo dijiste, no tienes otra opción, acepta.

―¡Tú no tienes corazón!― grito a punto de llorar.

―Elizabeth― con su dedo pulgar acaricia mi mejilla― no llores.

Acerca más su rostro al mío, observo sus bellos ojos, casi azules como el mar; quien diría que una persona tan mala como él, puede tener ojos tan lindos y puros. Roza sus labios con los míos, pero sin ser un beso, solo un pequeño roce; cierro los ojos al sentirlo tan cerca, su respiración se mezcla con la mía.

―Todo va a estar bien, mi pequeña.

Sus palabras me dan seguridad, realmente siento que todo va a estar bien. Suspiro y abro los ojos, entonces me doy cuenta de que es Dean, quien lo dice.

―No te creo― me aparto de él.

―Pues deja de perder el tiempo y decide.

―No puedo decir sobre esto, es muy difícil.

NO SOY TU JUGUETEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora