―Levántate ya― la voz de ese maldito profesor me despierta.
De nuevo estaba soñando que me salvaban, la mayoría de las veces en mi sueño era Colby quien me salvaba, pero también había soñado que lo hacían mis padres, mis hermanos, Emily, Roman e incluso Jack; lo raro es que nunca soñé que Dean lo hiciera, supongo que en mi corazón él es malvado y el único que nunca me salvaría de esta pesadilla.
Me levanto con dificultad, ya que estoy atada de pies y manos; él me quita la cinta de la boca y me da cereal en la misma. Siempre, las tres veces al día me da cereal de fibra, que incluso sabe mal, pero es mejor comer esto a no comer nada. Termina de darme el cereal y hace que me siente de lado en la cama.
―Te has portado muy bien, ya no has intentado escapar― dice sonriente― y por tu obediencia te tengo un premio― se levanta y sale de mi vista, para después volver con una bolsa negra, de ella saca una caja― sé que te encantará― de la caja saca un collar similar al que usan los perros, y unas orejas que también parecen de perro. Me pone el collar, es rojo y ancho, abarca casi todo mi cuello; luego me pone las orejas, que están pegadas a una diadema― esto simboliza que pronto serás mi perrita― comienza a reír muy alto; no digo nada e intento calmarme, aunque por dentro quiero matarlo y torturarlo, por ser tan idiota.
―Quiero ir al baño.
―Primero ladra.
―¿Qué?― ¿Acaso escuche bien?
―Lo que te dije, quiero que ladres, como buena perrita.
―No hare eso.
―Ladra o no te dejaré ir al baño y te golpeare.
―No quiero.
―¡Que lo hagas!
―¡No!
―Hazlo maldita perra― me da una fuerte cachetada; sin más remedio comienzo a ladrar como me lo pidió― buena perrita― acaricia mi cabello y me desata. Creí que me dejaría ir al baño, pero no lo hace― ahora colócate en el piso en cuatro patas― niego asustada― hazlo o te lo meto ahora mismo― dejando mi orgullo de lado lo hago, me pongo en el suelo como un perro― muy bien, ahora sigue ladrando― sigo ladrando, totalmente humillada, pero lo que a continuación hace me deja peor; se sube a mi espalda y comienza a cabalgar sobre mí― ahora eres una yegua, arre caballo, arre― dice mientras cabalga cada vez más rápido. Me siento muy humillada, mientras percibo su bulto creciendo en mi espalda, mis manos y pies no soportan más su peso y me desplomo, él cae sobre mi espalda, haciendo que me lastime más― eres un mal caballo― golpea mi cabeza― y uno muy débil.
―¿Ya puedo ir al baño?― digo llorando.
―No, ahora quiero que sea una perra mala y te hagas frente a mí.
―¡Nunca haré eso maldito!― por fin tomo fuerza y le grito.
―¿Ah sí?― se levanta de encima de mí y me patea el estómago, sacándome el aire.
Las lágrimas no dejan de salir de mis ojos, mientras el dolor se apodera de todo mi cuerpo; quiero que me mate a golpes, para así dejar de sentir este dolor. Él sigue pateando mi estómago, y sale sangre de mi boca; quiero cerrar los ojos y nunca volverlos a abrir, cuando escucho una voz en mi cabeza que dice: Elizabeth, no te rindas, se fuerte.
―Déjame― musito con voz apenas audible.
―Nunca perra― me da una patada aún más fuerte en el estómago y por la presión me hago del baño, él ríe― eres una perra sucia, vete a bañar, y por no haber obedecido ahora comerás solo comida para perros― me lleva al baño y como siempre cierra la puerta con llave; oigo su risa detrás de la puerta, tengo miedo de lo que me va a hacer a continuación.
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NO SOY TU JUGUETE
FanfictionYa estoy harta de todo esto, ya me cansaron sus juegos y no le tendré más miedo. ―Aléjate de mí― ordeno firme. ―¿Acaso ya no quieres jugar?― cuestiona con esa sonrisa arrogante que siempre tiene. ―Nunca quise esto. ―Fuiste tú la que acept...