Quizá suene raro, pero ¿Podría alguien matarme en este mismo instante?
Incluso si un camión de mil toneladas me atropella sería menos doloroso que lo que siento ahora.
Sin duda las actividades físicas y el entrenamiento son mi kryptonita, solo una semana entrenando con Dean y lo único que siento es dolor. Creo que el sudor son las lágrimas de mis músculos y órganos, implorando que pare.
Todas las tardes tengo que correr, hacer sentadillas, lagartijas, e infinidad de torturas medievales más, sin embargo cuando Emily se enteró de los entrenamientos por la tarde, no dudo en participar, como también es miembro del equipo, Dean no tuvo más opción que aceptarlo, y aunque se negara ella iría.
Tenerla ahí no me quita el dolor, pero al menos Ambrose no me está toqueteando y diciendo cosas pervertidas, no todo el tiempo.
Hoy Emily no pudo venir pues tiene que estudiar, que envidia, si también estuviera en época de exámenes ahora estaría repasando apuntes y Dean no podría hacer nada, pero por el contrario estoy en el gimnasio esperando que llegue, tan impuntual como siempre.
―Perdona el retraso, una mosca me distrajo ―entra con paso tranquilo y las manos en los bolsillos.
―¿Una mosca? ―pregunto incrédula― creí que otra chica te pedía consejos de entrenamiento ―hago comillas en la última palabra.
Una divertida y peligrosa sonrisa se asoma en su rostro.
―Creí que por fin dejarías los celos, pero veo que no ―llega a mi lado.
―No estoy celosa ―me cruzo de brazos― ¿Por qué lo estaría?
Y aunque no lo este, desde que le dije que preferiría que viera a cualquier otra en vez de mí en short, lo he visto coqueteando con más del doble de chicas de lo normal. Aunque según él "Hablan de deportes"
Claro, y yo entreno por gusto.
―Eso me pregunto yo, si sigues tan molesta te pondrás verde como Hulk ―se acerca más y besa mi nariz, enseguida lo aparto.
―¡Deja de hacer eso! ―gruño molesta.
Desde que le dije que me molesta, se empeña para hacerme perder la cabeza besando mi nariz.
―Eres adorable ―presiona mis mejillas con una gran sonrisa.
―¿Qué entrenaremos hoy? ―me aparto de él.
Sin duda tiene la mágica capacidad de hacer que prefiera hacer ejercicio que hablar con él.
―Hoy ―da media vuelta― entrenaremos con un balón.
―Por fin.
Entrenando para voleibol se supone que no soltaríamos el balón, pero ni siquiera lo he tocado.
―Creo que estas lista ―camina al almacén― ¿No quiere acompañarme dentro señorita Marques? ―me mira por encima de su hombro, sé que esconde una pícara sonrisa.
―No pienso volver a entrar en esa habitación con usted entrenador.
Una repentina carcajada sale de sus labios.
―Eres todo un caso Elizabeth ―sigue riendo y entra al almacén, segundos después sale con un balón.
―No fue tan difícil ir solo, ¿O sí?
―Cada instante ahí sin ti fue un martirio ― pone una mano en su pecho.
―Eres tan valiente ―finjo que me desmayo.
ESTÁS LEYENDO
NO SOY TU JUGUETE
Fiksi PenggemarYa estoy harta de todo esto, ya me cansaron sus juegos y no le tendré más miedo. ―Aléjate de mí― ordeno firme. ―¿Acaso ya no quieres jugar?― cuestiona con esa sonrisa arrogante que siempre tiene. ―Nunca quise esto. ―Fuiste tú la que acept...