Romii (*≧ω≦)

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¿Qué hago?, ¿Cómo escapo de esto?, Estoy acorralada, no sé cómo voy a huir, maldito Dean, no quiero que me haga esto, debo detenerlo.


―Suéltame.

―Nope― acerca su pierna más a mi zona intima, sujeta mis brazos sobre mi cabeza para que no pueda moverme, y comienza a besar mi cuello.

―Detente ahora― no me hace caso y sigue besando mi cuello― ¡Que te detengas!

―Lo siento, pero es imposible, ahora quiero hacerte mía― sus besos suben de mi cuello a mis labios, intento moverme pero no puedo, él es mucho más fuerte que yo.

―Eres un idiota, para ya.

―¿Qué dijiste?― baja de nuevo a mi cuello y lo muerde fuertemente.

―Idiota― susurro, me duele mucho donde me mordió.

―No vuelvas a insultarme cariño.

―¿Y si lo hago qué?― lo reto; lame mi cuello para después morderlo muy fuerte otra vez.

―Te pasará eso.

―Detente― digo casi llorando.

―Se obediente y no te dolerá tanto.

―No te voy a hacer caso, jamás te obedeceré.

―¿Ah sí?― aprieta muy fuerte mi cintura y me besa rudamente.

Es diferente a los besos que me ha dado, este es fuerte y bruto, casi diciendo que él manda; al terminar el beso muerde mi labio.

Estoy sorprendida, nunca me habían besado así, pero no dejaré que se salga con la suya. Intento patear su entrepierna, pero él se mueve y solo golpeo su pie. Se ve muy enojado, me empuja, al caer al suelo golpeo mi cabeza con la parte de madera de la cama, y me desmayo.


Despierto y estoy sobre la cama, todo está oscuro, al parecer ya es tarde, no veo a Dean; ¿Dónde puede estar?


―Por fin despiertas, creí que te quedarías dormida hasta que amaneciera.

―Dean, ¿Qué pasa?, ¿Porque me duele la cabeza?

―Te golpeaste y te desmayaste.

―Quiero irme.

―No te irás, no hasta que te haga mía― Dean enciende la luz y se acerca, ahora que puedo ver bien, noto que sólo trae su bóxer y una camisa; al observarlo así tapo mis ojos, no quiero mirar más de lo necesario; cuando me doy cuenta ya está aún lado de mí, me jala y me levanto de la cama, él se sienta― vamos a hacer algo que ya hicimos y me encanto.

―¿Qué?― toma mi cintura y me sienta en sus piernas; mi parte intima esta sobre su bulto, que cada vez se hace más grande― Dean, no lo hagas.

―¿Que no haga qué?― comienza a moverse, y su bulto choca cada vez más con mi parte íntima.

―Dean― digo casi en un suspiro.

―Oh, ¿No quieres que haga esto?― comienza a moverse cada vez más rápido.

―No, détente.

―¿Te molesta que te excite tanto?

―No, eso no es verdad.

―Que mentirosa eres, ¿Acaso no te enseñaron a siempre decir la verdad?

―Yo no miento.

―Entonces si te reviso ahí abajo, ¿No estarás muy mojada?

NO SOY TU JUGUETEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora