Capítulo 14

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Estoy sentada rayando una hoja; Javier salió y me dejo a cargo durante una media


hora; la gente no hizo citas este día, así que está muy tranquilo, pero sobre todo,


aburrido.

- esta mi... ¿esta Javier?-. Corrige Elías que entra caminando despacio y con los ojos más brillantes.


-No-. Niego con la cabeza. -¿Por qué tan feliz?-. Levanto las cejas.


- ¿cómo sabes que estoy feliz?-. Frunce el ceño sonriendo.


-vale, pues porque te conozco-. Sonrío. -dime-. Deja salir una sonrisa aun más grande, arrastra una de las sillas de espera y se sienta delante de mí, recargándose en el escritorio.


-falta un mes para regresar a Londres y me han llamado para decirme, que tengo


la oportunidad de presentarme en Her Majesty's Theatre-. Su sonrisa se ilumina aún más. Y sus ojos azules, se ven más claros.


-eso es perfecto-. Le digo levantándome y caminando hacia él. Lo abrazo con


fuerza y no puedo evitar no sentirme orgullosa de él. Me eleva del suelo y escucho


que se ríe un poco. Me baja y roza su mentón con mi frente. Lo tomo del cuello y lo inclino hacia mí, le doy un beso y él me lo devuelve. Me separo un poco de él y sonríe mordiéndose el labio. Me da un beso en la frente y luego lo miro.


- ¿se lo dirás a tu padre?-. Retrocedo para verlo mejor.


-Sí-. Asegura. Se pone serio en unos segundos, se porque.
-todo ira bien, Javier, te apoyará-. Sonríe sin quitar su seriedad del rostro.
Javier entra en ese momento. Suelto rápidamente a Elías.


A Elías se le borra la sonrisa o el intento de sonrisa; entran a la oficina de Javier y yo me quedo afuera, sentada, mordiendo mis uñas esperando a que terminen de hablar. Solo espero que


por una vez en su vida, Javier apoye las oportunidades de Elías, ojala se sienta orgulloso de él, tanto como yo lo he hecho. No puedo escuchar nada, no se si están peleando, creo que si lo están, se escucharían las voces molestas de ambos.

Después de casi media hora, sale Elías del despacho. Su cara es de molestia. Me paro delante de él y acaricio su mejilla, esperando así, consolar el desprecio de su padre hacia sus gustos; Pero de la nada sonríe y me abraza.

-me ha dicho que está feliz por mi y que les demuestre mi talento-. Siento un alivio


en mi pecho, lo abrazo aun más fuerte y sonrío. -vamos por un café para celebrar-. Dice soltándome.


-claro-. Asiento con la cabeza. Salimos del consultorio después de avisarle a Javier


que me iría.

Enciende el carro y nos dirigimos al "Good coffe". Los compramos para llevar y conduce hasta el jardín que está en la manzana siguiente de mi casa. Se detiene y se baja; yo continuo sorbiendo el poco liquido que queda. Abre mi puerta y recarga su mano en la misma.

-Te toca-. Me dice. Frunzo el ceño y lo miro negando con la cabeza. -Lo harás bien-. Acaricia mi mejilla.
-Elias...-. Inicio, pero hace un sonido con su garganta y estira la mano para tomar la mía y ayudarme a bajar, se sube de copiloto y yo me quedo afuera esperando que éste bromeando, pero no, no lo esta.
No tardo mucho en convencerme de tomar el


volante. Respiro profundo y lo enciendo, escucho como ruge el motor. Sin darme cuenta como, consigo darle cinco vueltas al jardín. Me pide que me estacione para que el baje y yo lo haga sola. Cuando él se baja, noto que se sienta en una banca.

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora