Capítulo 24

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La sensación de ahogo me hace despertar. Respiro profundo y me llevo la mano a la frente para deslizar unos cabellos que en ella se habían posado. Tomo el teléfono y


presiono cualquier tecla, "4:12 am" lo vuelvo a dejar bajo mi almohada. Me


incorporo sentándome para retirar las sabanas de mis piernas. Bajo los pies y en


mis dedos corre el frio del piso. Abro la puerta y al salir observo que Bruce está dormido, no he notado a qué hora regreso. Jackson no está en el otro sofá, hecho un vistazo a la cocina, donde tampoco esta. Camino al baño y le doy dos golpes, pero no contesta, la abro para asegurarme, pero no está. Mi corazón comienza a acelerar el ritmo. Camino hasta Bruce.


-despierta-. Muevo su brazo rápidamente.


- ¡que!-. Se levanta de un salto.


- ¿donde está Jackson?-. No puedo contener mi aliento.


-durmiendo-. Se inclina para ver de lado mío, frunce el ceño al notar que no hay


nadie en el sofá. -juro que estaba ahí-. Abre los ojos grades.


-pero ya no y no se a donde pudo ir-. Mi voz se reseca.

Pienso en que es muy temprano para salir, como me explico su ausencia, temo


perderlo. Me siento en el sillón pequeño colocando mis manos en la frente. Respiro


profundo mientras Bruce se talla los ojos. Giro un poco la cabeza y veo el móvil de


Jackson tirando bajo el sillón. Me levanto deprisa y me inclino para cogerlo. Lo


enciendo y busco algo que me diga dónde está. Busco en la "bandeja de entrada" pero solo están mensajes de sus compañeros. Busco en llamadas, una punzada


invade mi pecho, encuentro tres llamadas de Gustavo, el número lo reconozco aunque me borren la memoria. Suelto el teléfono, sacando un soplo de mis pulmones. Comienzo a temblar y mis piernas fallan, me voy al suelo en un parpadear; Bruce corre a donde estoy, me coloca una mano bajo la espalda y con la


otra me acaricia la mejilla. Me pierdo en sus ojos y no sé qué pasa.

Abro los ojos, que me duelen por tenerlos presionados fuertemente. Tengo las manos en la cara, las retiro lentamente, mis dedos están entumecidos, mis uñas salen de la piel en la que se habían encarnado. Bruce tiene un rasguño en la mejilla y me da vergüenza el pensar que yo se lo hice. Aun me tiene tomada de los brazos, parpadeo varias veces para aclararme la vista.


-Amelia, ¿estás bien?-. Recargo la nuca en la orilla del sofá y respiro.


-lo estoy-. Me incorporo y lo veo a los ojos. -Jackson esta con Gustavo, no permitiré que lo lastime-. Frunzo el ceño y camino a la puerta.

Apresuro el paso bajando por las escaleras. Me detengo en la recepción donde esta Héctor viendo televisión y comiéndose un pequeño pastel.

-Héctor, préstame tu carro-. Saca de su bolsillo las llaves, estira el brazo y sin dejar de quitar los ojos de la pantalla, me deja las llaves en la mano.


Es fácil pedirle cosas a Héctor cuando ve su programa, siempre accede sin cuestionar.


Introduzco la llave en la puerta del conductor y al abrir subo sin pensarme bien a donde es que voy a ir a


buscar a Jackson. Tomo el volante y me estremezco.


Una punzada me da en el estomago al recordar que gracias a Elías, soy capaz de

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora