Capítulo 27

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Me pongo bajo el agua saliente de la regadera. El agua caliente irrita mi cara, así que no tengo otro remedio que dejar salir el agua fría. Mi piel se congela, pero solo así me siento viva. Mis músculos se relajan y puedo pensar con claridad. Pero en lugar de hacerlo, me quedo recordando la patrulla de Jackson. No me contesto a mi


pregunta. ¿Qué le paso al carro? No pierdo mas el tiempo y cierro las llaves del agua.
Salgo del baño sin dejar de pensar en ello y poder


preguntarle a Jackson antes de que otro tema se me ocurra. Lo veo sentado en la


sala viendo televisión. Mi hermano ni Judith están.

- ¿y Bruce?-. No pregunto por Judith porque sé que a donde quiera que haya ido Bruce, ella estará con él.


-salieron a caminar-. Contesta Jackson incorporándose y dejando un espacio en el sillón para que yo me siente. Me recargo en su pecho.


- ¿me dirás que le paso a la patrulla?-. Levanto la mirada sin quitar mi mejilla de su pecho. Me abraza y suspira.


-fui con mi padre, pero antes de si quiera hablar, me dijo que ya no tenía el trabajo, que perdí todo lo que él me dio, incluso que perdí su confianza. Sabe que estoy


contigo y ha escuchado de Gustavo, pero no lo ha visto, lo que él asegura es que el


nombre le suena, que fue un hombre que arresto junto a tu padre, pero escapo de prisión. Sabe que está detrás de ti y que yo no te dejare sola.


-el, ¿destruyo la patrulla?-. Me muerdo el labio. Jackson deja salir una pequeña risita.


-no, la patrulla la destruí yo-. Me incorporo y lo miro sin entender. -estaba molesto, me dijo que le regresara lo que era suyo, que yo no merecía nada. Y bueno, le recordé que la patrulla la compre yo, al igual que las armas que he tenido desde


hace unos cuantos años. Tome un tubo de hierro y golpe las sirenas hasta


destruirlas, cuando termine le dije que su carro me valía una mierda y que en realidad era mío, así que si me lo quería quitar el pagaría por repararlo, cuando iba destruir los cristales me dijo "basta" entendí que había ganado, me subí y ahora estoy aquí, con mis armas y mi patrulla destruida.


-tu padre me odiara toda la vida.


- ¿eso afecta en tu vida?


-No-. Niego con la cabeza.


-entonces qué más da-. Sonríe. -que nos odie-. Extiende aún más la sonrisa.


En realidad, uno más que me odie, además de casi todo Nueva York, no me afecta, no cambia nada.

Al oscurecer más, Bruce y Judith, regresan con la cena, muy felices, quisiera deterne el tiempo para ellos, Bruce merece ser feliz y pensar solo en eso, en su felicidad.

Para la mañana siguiente, yo estoy despierta desde la cinco de la mañana. Bruce y Jackson abren los ojos como si no hubiesen dormido en muchos años. Me acerco


hasta donde esta Jackson aún luchando por despertar. Me acerco a su boca y lo beso. No encuentro explicación del porque lo he hecho, solo quise hacerlo. Abre los ojos y me sonríe. Bruce se levanta diciendo cosas entre dientes que no puedo escuchar bien. Jackson se levanta y camina hacia mí.

-me gusta cuando me besas-. Se muerde el labio. Levanto las cejas sonriendo y le doy otro beso. Pero me aparto rápido dejándolo esperando otro beso. Se queda mordiéndose el labio con una sonrisa y yo me giro.

Jackson conduce siguiendo órdenes de Bruce que viene en el asiento trasero junto


con Judith. No sabemos a dónde nos lleva. Pero entre más lejos de la civilización,

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora