Capítulo 6

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Conduce de regreso al departamento, son más de las siete, creo que Jackson estará a punto de llegar; entramos al elevador, cierro los ojos mientras esta cosa termina su curso. Oigo una débil risita, abro los ojos un poco, lo suficiente para darme cuenta que Elías se ríe de mi expresión. Hecho un soplo y me rio de mi misma dándole un pequeño golpe en su abdomen. Con el golpe pude sentir que es fuerte, talvez no tenga el cuerpo muy marcado como Jackson, pero si que es fuerte.
Bajamos y nos quedamos en la puerta del departamento; Elías me mira con un brillo en los ojos, con una débil sonrisa que me pone nerviosa.

-bueno, gracias-. Me toma la mano y con la punta de sus dedos me acaricia la palma, luego la gira y le da un beso. No puedo evitar no sentirme extrañada por su acción, nadie nuca me había dado un beso, así de la nada, es una sensación muy linda pero también algo incomodo.
Se me acerca, puedo sentir su respiración, de reojo veo sus labios: delgados, con un color rojo suave, se hacen mas delgados cuando sonríe, dejándome apresiar sus hoyuelos en las mejillas, algo verdaderamente encantador; tomo un gran soplo y le doy un beso en la mejilla, uno lento y algo largo, su suave piel sabor a él, un sabor de frescura y dulce, como probar un chocolate cubierto de menta, me pregunto, si así sabe su mejilla, el sabor de sus labios me deleitara aun más? Si llegará a besarlo, claro. Siento como su mejilla se extiende, antes de retírame escucho la puerta del elevador.

-llegaste-. Dice la voz de Jackson inmóvil delante del asensor. Vuelvo mis ojos a los de el, rapidamente.
-si-. Contesto con un aliento, no se porque siento que esta molesto.
-hola, soy Eli...
-no me importa quién seas, quiero que te vayas-. Lo interrumpe Jackson con
mirada y voz molesta.
-intento ser amigable-. Dice Elías que pasa de estar inclinado por mi estatura, a incorporarse para ver de frente a Jackson.
-conmigo no lo seas porque de una vez te digo que no me agradas-. Asegura.
-Ni siquiera me conoces como puedes decir...
-oye, mejor nos vemos mañana ¿sí?-. Interrumpo antes de que empiece a levantar aun más la voz, por suerte Elías es algo sensato, asiente con la cabeza y camina al elevador, sin rosarse con Jackson que me mira como si me le hubiera clavado un cuchillo en el pecho.
Se abren las puertas del elevador y se cierran.

- ¿que fue eso?-. No puedo evitar no molestarme. El solo camina a la puerta y comienza a abrir ignorándome por completo. Al entrar cierro la puerta de golpe.
-te he hecho una pregunta-. Levanto la voz.
-qué más da-. Se gira para mirarme cuando lo dice.
- ¿qué te ocurre?-. Bajo la voz pero no me escucho relajada.
-estoy...-. Levanta la mano deslizándola por su frente. -vete a dormir-. Dice por ultimó yéndose al sillón.
- ¿qué? ¿Te crees que te hare caso?-. Camino hacia el con las manos cruzadas.
-Amelia, no quiero hablar contigo ahora, solo ve a la recamara-. Contesta sin mirarme, pegando la vista en un punto imaginario en el suelo.
-no me vengas con eso, hablemos ahora, solo dime lo que pasa y ya esta-. Mi voz no se relaja en nada.
-que parte de "no quiero hablar contigo", no entiendes?-.
-dime porque?-. Grito.
-no, vete a dormir-. Contesta contendiendose.
-no me ire-. Levantó la voz.
-solo hazlo-. Grita.

Lo miro sin entender que es lo que pasa con él, bajo la mirada sintiendo impotencia y ganas de llorar, parpadeo varias veces para no hacerlo,
respiro y camino a la puerta, tomo las llaves que deja colgando en un tornillo y
salgo cerrando la puerta con fuerza. Me recargo en la ventana donde me había
trepado ayer. Cruzo las manos recargándome en la bardilla; miro el cielo, tiene
aspecto iluminado, la luna es grande y brillante, las nubes resultan hacer olas entre ellas, es una imagen preciosa, no merece ser observada con tanta furia dentro.
Sé que los días que vienen no podrán ser iguales, no quiero verlo, no quiero saber que unos segundos estaremos sonriendo y luego sentir las ganas de asesinarnos. No necesitó esto, el no necesita esto, no entiendo como nos empeñamos en seguir cerca uno del otro. No entiendo como aun sigo aquí, puedo irme a buscar suerte por otro rumbo, no necesariamente mi vida depende de Jackson, pero, sin embargo, no puedo estar lejos de el y no me explico qué me hace quedarme a su lado.

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora