Capítulo 34

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Dejo la nota hecha bola en la basura; me limpio las mejillas y salgo de la habitación. Judith está en la cocina. Antes de irme se había ido a bañar, y ahora prepara algo para comer. Camino hasta donde esta Bruce. Me siento a un lado, y me recargo en su hombro. Se queda inmóvil por un momento, extrañado por mi acción; coloca una mano en mi mejilla y la acaricia, luego me abraza y me quedo un momento así,


viendo por la ventana. Mi hermano, después de tanto tiempo, odiándolo por abandonarnos, hoy me doy cuenta que lo amo demasiado, antes de morir me doy cuenta que me llena de orgullo ser su hermana, hoy, antes de morir, lógico.

Jackson se levanta y entra al baño.


-Bruce, cuando todo acabe, tienes que prometerme que te irás y será feliz con Judith.


- ¿a qué viene eso?-. Se incorpora. Lo veo a los ojos y le sonrío.


-ya me lo habías dicho, solo quiero que lo cumplas-. Sonrío.


-a veces te comportas muy extraño, Amelia-. Asiento con la cabeza y me levanto para cambiarme de sofá. -pero te lo prometo-. Le sonrió por ultimo.

Jackson sale del baño y camina hasta donde estoy. Se sienta y me abraza. Quisiera que el tiempo se frenara justo en este instante, tenerlos a los tres un tiempo más.
No se, si cuando muera este con Elias, no creo, no merezco el cielo, o el paraíso, como le llaman al lugar donde van las almas buenas, la mía no tiene nada de buena, apesta a muertes de todos los que asesine.

La noche entra por la ventana, nunca había sentido el tiempo igual de rápido que


ahora; ya no me queda tiempo para estar con ellos, para sentirlos presentes y


decirles lo mucho que me importan, y que por ellos, hare esto.


Comenzamos a cenar, Bruce hace sus chistes sin gracia y yo aprovecho para grabarme la voz de cada uno de ellos, quiero morir recordado los ojos de Jackson, la voz de mi hermano, la risa de Judith. Quiero morir recordando lo buena que fue la vida en su momento. Lo piadosa, lo dolorosa que pareció en algunas circunstancias. Quiero morir, pero no olvidar, no sé si eso sea posible. Pero si lo es, deseo morir recordándolos.

Después de cenar, me levanto para esta un momento a solas en mi cuarto; abro la puerta y me encuentro con el rostro pálido de Marcos, abro los ojos grandes y me ahorro el grito. Cierro la puerta con fuerza. Me detengo un instante y vuelvo a abrirla, ya no hay nadie en la habitación. Retrocedo y la cierro despacio. No entiendo, la muerte de Elias y Marcos, no fue obra mía, y aún así, están aquí, para atormentarme.
-estas bien?-. Pregunta Jackson que me ve igual que Bruce, extradós por mi reacción.
-si, solo...que mejor voy a ayudar a Judith.

Le ayudo a Judith a lavar los platos. Ella me está contando algo, no presto atención, solo noto que ella está feliz, su sonrisa me dice que estar con Bruce es muy hermoso, mi hermano la encontró, es momento que después de tanto dolor, sepa lo que es tranquilidad y amor. Espero que se les olvide mi rostro, que cuando no este no sufran, yo quiero que Bruce se vaya a Texas con Judith, que vivan juntos, que olviden todo. De Jackson no puedo opinar lo mismo. Pero en verdad quisiera que me olvide, que viva y jamás cometa alguna estupidez porque yo no este. Solo espero que me perdone por abandonarlo. Y que si muero es para que el viva, que mi muerte lo haga entender que cualquier tontería que se le ocurre no cambiara nada. Porque mi decision se ha tomado, lo amo tanto, que morire por el.

No puedo dormir, no dejo de mirar el rostro de Jackson, tan sereno, como si todo


estuviera en calma. Una esperanza de que todo será diferente, que estaremos bien.


Su rostro miente, pero me gusta pensar que todo estará bien. Su respiración es

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora