Capítulo 31

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Llegamos hasta una gasolinera y llenamos cuantro galones, Jackson los subió a la cajuela y luego subió el y acelero.


Nos acercamos cada vez más, mi corazón late con rapidez; Jackson se detiene frente a la casa, la casa del miedo, como solían decirle muchas personas; tomo un gran soplo y me bajo del carro, cierro la puerta lentamente. La miro endureciendo la mandíbula. Jackson baja de la cajuela los galones de gasolina. Se para a un lado mío y me mira con una leve sonrisa.

- ¿segura?-. Me ve no muy convencido.


-Sí-. Mi tono de voz es apagado, no hay seguridad en lo que digo, pero debo hacerlo.

Cargo uno de los galones y camino a la casa; estando adentro, mi corazón se hace


pequeño, y me muerdo el labio para no negarme. Bajo las escaleras del sótano y


destapo el galón para regar la gasolina por todas partes. Cuando termino subo hasta mi cuarto, Jackson está en la cocina, igual vaciando el galón. Mi cama, los dibujos en la pared, todo termina cubierto de gasolina. Tomo otro galón y camino al cuarto de mi padre. Jackson camina a la habitación de Bruce y vacía la gasolina en la habitación. Yo me quedo mirando cada rincón de la habitación de mi padre.


Una lágrima desciende por mi mejilla. Tomo un gran respiro y me inclino para destapar el galón. Camino a su cama y dejo caer unos chorros de gasolina, al igual que en su ropero donde está su ropa aún, sus zapatos, el espejo donde se reflejaba su rostro, las fotografías que guardaba, cada espacio de la habitación lleno de gasolina. Suelto el galón vacio y dejo salir una cuantas lagrimas. Brinco por encima de los cuerpos de los hombres que me intentaron matar, aún siguen ahí, menos el que deje inconsciente, ese huyo.
Salimos Jackson y yo, mientras avanzo, hago un camino de gasolina detrás de mí.


Nos paramos justo frente a la puerta a unos metros de distancia. Enciendo un serillo, me hago valiente y lo suelto en el camino de gasolina.

-Adios papá-.Digo con un suspiro.

El fuego hace su recorrido hasta llegar a la puerta, donde las llamas se alzan en un abrir y cerrar de ojos. Las llamas consumen la casa; no puedo aguantar más mi llanto, dejo salir las lágrimas, sin que me importe menos el que Jackson me vea llorar, que vea lo débil que soy.


Y es qué estoy quemando el único recuerdo de mi padre.

Nos quedamos ahí observando hasta que la casa se comienza a venir abajo, la


madera ya no es café, ahora tiene un color negro que me estremece. Cuando parpadeo siento ardor en mis ojos. Mi garganta esta tan seca que me rasga al pasar saliva. Las llamas se alzan y Jackson me hace retroceder pues el calor comienza a quemarnos la piel.

-Amelia, ¿porque si amabas esta casa, decidiste destruirla?


-solo quiero protegerte-. Digo. - ¿Y destruyes lo que amas por mí?-. Frunce el ceño.-entonces no me protejas-. Agrega.


-te quiero a ti, no te harán daño, lo prometo-. Digo sin mirarlo, mis ojos están en las apaciguadas llamas.


-yo solo quiero que tu vivas, solo eso-. Me toma del mentón y me hace verlo a sus ojos.


-por ti viviré, lo prometo-. Aseguro y regreso la mirada a la casa.

Regresamos al vecindario cuando la luna se ha posado sobre nuestras cabezas.


Dejamos las llaves del auto de Héctor en recepción, subimos y al entrar encuentro a Bruce besando a Judith. Levanto las cejas sorprendida. Algo bueno está pasando en la vida de Bruce. Y me alegra.

-No vi nada-. Sonríe Jackson.


A Judith se le pintan las mejillas de rojo y Bruce se queda callado mirando por la


ventana.
Niego con la cabeza con una sonrisa y me voy a la cocina. Jackson me sigue el paso y me ayuda a preparar un café.

-se ven bien juntos-. Sonríe Jackson refiriéndose a Bruce y a Judith.


-Judith es perfecta para mi hermano-. Aseguro. -Ha aceptado su pasado-. Agrego.


- ¿y tu porque no lo aceptas?-. Se recarga en la barra.


-Yo si lo acepto, lo que no acepto es que todo mi pasado complique mi presente-.


Respiro antes de seguir, endurezco mi voz y hablo de nuevo. -yo soy quien soy, no


me importa que mi padre haya sido un asesino, lo acepto, el lo era, pero todo me persigue y tengo que deshacerme del pasado aunque me duela.


Jackson coloca su mano en mi nuca y me jala hacia él. Me abraza y deposita un beso en mi frente. Lo abrazo con fuerza. Lo único que debo proteger es la vida de


ellos. Mi hermano merece otra vida con Judith, Jackson merece otra vida. ¿Porque


mi pasado tiene que perseguirlos a ellos? Gustavo siempre ha querido matarme a mí, pero ahora están en peligro ellos tres, porque Gustavo ya ha matado algo que me hacía sentir completa. Sé que Javier ya se ha enterado de quien soy hija, me culpara de la muerte de Elías, y en parte tiene razón. Sé que Javier me odia, ha


sacado sus propias conclusiones. Pero aunque él me odie, aunque nunca me deje explicarle, siempre recordare a Elías como el lado puro de mi vida. Me llega a la


mente una frase, que Elías marco en mi cabeza.

-soy como un libro de historia, así de interesante.


-A mí me gusta la historia-.

¿Por qué se grabo es frase en mi mente? Porque el merecía enamorarse de alguien mejor.


-Gustavo mato mi lado bueno-. Le digo a Jackson.
-Elias te hacia buena persona?-. Sigue acariando mi nuca.
-parecía buena a su lado-. Digo.
-tu me gustas más siendo tu-. Se acerca.
-una asesina-. Me alejo y camino fuera de la cocina.

Me quedo unos minutos sentada en el borde de la cama; todos me han descubierto, todo se vuelve cada vez más complicado. No encuentro la salida, ni siquiera se me ocurre como proteger la vida de Jackson, el corre el mismo peligro que Judith y Bruce, y no sé cómo salvarles la vida. Están tan involucrados que no se cómo


liberarlos. No imagine la vida perfecta, así que no me extraña que no lo sea. Pero


tampoco imagine que me enamoraría, nunca pensé que sentiría la desesperación, que tendría que correr, huir del peligro. Jamás imagine que el amor me dolería hasta el hueso. Aunque de lo único que si pensé, en lo único que imagine cuando conocí a Jackson, es que por el recibo una bala.

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora