Capítulo 30

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Me falta el aire, mis mejillas están empapadas, la imagen de Jackson sin vida me provoca nauseas. Desesperación, lo sentí tan real. Me giro y lo veo. Jackson está dormido, no se ha percatado que estoy despierta, pero tampoco quiero que se de cuenta que eh soñado su muerte, no deseo que me vea llorar. Me coloco las manos en la cara y trato de contener el aire para no perder el control; las manos me tiemblan y mi corazón no me deja oír lo que pienso, mi respiración se contrae.

Me levanto de prisa y corro al baño. Entro y me acerco al lavabo, me mojo la cara y


respiro profundo; el agua esta tan fría que con tan solo sentirla en mis manos, me


regresa la calma.

-Jackson está vivo, Jackson está vivo-. Me lo repito en voz baja. -lo está, estará aquí, no morirá, vivirá-. Me lo digo mientras camino unos pasos para luego girar y regresar a donde estaba. Me siento en el suelo, estiro la pierna pues me es un tanto imposible flexionarla. Me recargo en la pared sintiendo fría mi espalda. Me quedo con los ojos cerrados, recargo la nuca en la pared quedándome inmóvil unos minutos; mi respiración se comienza a reponer, mi corazón apacigua su paso, ya puedo controlar mejor mis manos, aunque aun están frías.

Escucho la puerta y me levanto para ver quien ha entrado o ha salido. Antes camino al lavabo y me veo al espejo para verificar que ya no tenga los ojos rojos. Ya no hay señales de que he llorado; aún sigue morado mi ojo. Y las marcas del cuello siguen


igual o más marcadas, así como la herida del labio. Cuando doy el paso para caminar, siento como la herida se enancha, como si se abriera al caminar. Presiono


mis puños y muerdo mi labio para aguantar esa sensación de molestar que no me deja avanzar. Al salir me percato que Bruce y Judith trajeron comida, unas ensaladas de una tienda nueva, al parecer china. Camino hasta donde están y sonrío leve para que no me pregunten. Y para ellos es normal que mi sonrisa sea


esa. Nos sentamos en el sillón para ver la televisión. Escucho a Jackson salir del


cuarto; se acomoda el cabello con sus dedos y camina a la barra, observa la ensalada y toma un plato para luego sentarse a mi lado.


Me estoy colocando una venda que me ha traído Judith para que mi pierna sane más rápido y no se infecte. Hago un espiral con la tela cubriendo la herida; Bruce toma el control y empieza a buscar un canal más interesante, deja de presionar el botón y se queda con los ojos grandes mirando la televisión. Se hace un silencio que me sofoca; levanto la mirada para ver lo que todos observan con asombro. Mi imagen en televisión. Suelto la venda que al instante deja de presionar mi pierna.


El noticiero presenta lo sucedido ayer. Un video que fue gravado con un teléfono,


muestra cuando Gustavo casi me mata, el video dura seis minutos, lo que duro el


enfrentamiento entre Gustavo y yo. Un hombre vestido de traje, sentado tras un


escritorio comienza a describir lo sucedido.

-lo más interésate, es que se trata de la hija de Octavio Lawrence, si sabe de quién


hablo, el hombre que asesino a muchas jóvenes en esta ciudad, que hace unos cuantos años pago la sentencia de muerte; ahora su hija aterroriza esta ciudad; los Lawrence sin duda son como una cadena de muerte; señores, gente que ve este


noticiero, si alguien conoce o ha visto a esta mujer, denuncien.

El número se plasma en la pantalla. Siento la mano de Jackson acariciando mi


espalda; casi pierdo el control, pero al sentirlo recupero la voluntad de controlar las emociones. Me viene a la mente que Héctor ve este noticiero, por miedo a mí, se que marcara y aunque me estime, sé que es más grande el miedo de saber de quién soy hija y más presentando la nota del noticiero, donde se me ve atacando y matando a varios hombres. Lo peor de todo es que Jackson, se ve en escena, siendo involucrado. La hija de un asesino y un policía colaborando. Me levanto

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora