Capítulo 17

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Me recuesto en la cama, con la vista en el techo. Estoy involucrando a mi her... a


Bruce, pero creo que Gustavo lo habría de involucrar de todos modos si descubriría


su paradero. Ahora Gustavo tendrá que enfrentarse con los hijos de Octavio Lawrence, el asesino. Espero que Bruce y yo, seamos su peor pesadilla, hare que jamás olvide, quien le quito la vida, espero que jamás olvide que los hijos de Octavio Lawrence, acabaron con él. Y que en su mente quede por siempre mi rostro, grabado como una tortura.

Me termino de tomar mi café, para marcharme al consultorio, Bruce sigue


dormido, parece cansado. Pero luego de unos minutos se despierta.

-he ¿qué haces levantada?-. Dice mientras bosteza.


-Trabajo-. Sorbo el último trago de café.


- ¿en dónde?-. Se comienza a incorporar.


-En un consultorio, el papá de Elías es dueño del consultorio-. Hace un ruido con la garganta y asiente con la cabeza.


-yo me iré a buscar a Marcos, ¿a qué hora regresas?-. Se inclina para ponerse sus


zapatos.


-Como a las tres y media-. Me levanto de la silla y tomo la navaja de la mesa.


-Que te vaya bien-. Se levanta para acompañarme a la puerta. -oye-. Me habla antes de salir. -Tu novio me cayó bien-. Sonríe.


-No es mi novio-. Siento un cosquillo en el estomago al repetirlo, así que no puedo


evitar no sonreír, tal vez de imaginar que en verdad sería bueno que lo fuera.


- ¿Por qué?-. Frunce el ceño.


-creo que no soy buena para eso de los noviazgos.


- ¿y eso?-. Se recarga en la pared.


-por mi pasado...


-no, no me digas que por tu pasado, Amelia tu pasado ya murió-. Hace una mueca


de enojo pero no me levanta la voz, aunque se a que se refiere con que mi pasado ya


murió.


-Te refieras a nuestro padre-. Levanto las cejas.


-Sí-. Asegura. Entre cierro los ojos. Tomo un gran soplo.


-lo dices como si olvidarlo fuera fácil-. Me comienzo a molestar.


-no, no es fácil, pregúntale a todas esas familias de las personas que asesino, ¿si es


fácil?-. Me duele decirlo, pero en ese punto tiene razón, no es fácil olvidar la muerte


injusta de un ser amado. Pero también lo siento como una traición, no puede comprender que mi padre estaba enfermo y que por culpa de Gustavo iba


empeorando y termino muerto.


-Gustavo fue quien hizo que mi padre no pudiera parar y continuara destrozando


familias-. Le recuerdo.


-Y por eso acabaremos con Gustavo, pero no me pidas que olvide que mato a mi


madre-. Se incorpora y camina al baño.

Me quedo ahí unos segundos, parpadeando y respirando para contener el llanto.


Salgo del apartamento y bajo las escaleras, noto que Héctor esta bebiendo café de nuevo. Ya que siento mi pecho comprimido, es tiempo de desahogarme.

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora