Capítulo 13

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Presiono la navaja y me giro rápidamente, la punta de la navaja recorre su mejilla, este retrocede y se coloca las manos en el rostro. Corro rápidamente y me paro

detrás de su cuerpo. Mis tímpanos se ensordecen al oír dos disparos, ninguno me da a mi, ambos disparos se encarnan en el cuerpo de quien antes lastime; antes de que el hombre caiga inconsciente en el suelo, cojo su arma y disparo fallando; el hombre se distrae con el disparo lo que me da oportunidad de echar un brinco y de sostenerme del barandal de la escalera sin soltar la pistola y la navaja

ensangrentada. Se escucha otro disparo y siento una punzada en mi hombro

derecho, como puedo logro subir, me recuesto en la parte plana. Al estar arriba comienzo a disparar al hombre que los esquiva mientras corre, para cuando me doy cuenta, Gustavo ya esta en la camioneta, como un cobarde. Escucho la sirena de la patrulla que se detiene detrás de la camioneta de Gustavo, dejo de presionar el gatillo; el otro hombre, muy apenas logra subir y arrancar, golpeando el frente de la patrulla. Detrás de ellos se va una de las patrullas. Con mi mano izquierda me aprieto la herida de bala que tengo en el brazo. Sigo subiendo rápidamente, de reojo veo que tres policías se dirigen con las armas levantadas apuntando al hombre que está muerto en medio del callejón. Me doy cuenta que uno de los oficiales, es Jackson. Se supone que no trabaja hoy, pero es mejor estar en servicio que solo en su departamento. Me quedo inmóvil en el techo del edificio, esperando

que no suban; no se irán hasta que no lleguen por el cuerpo. Tendré que buscar

como bajar sin ser descubierta.

-pudieron subir por las escaleras-. Asegura un oficial detras de Jackson, quien se toma un tiempo en ver lo alto del barandal. "Mierda", me giro despacio con el dolor punzante, veo para saber si Jackson subirá o ignorara lo dicho anteriormente. Pero de un saltó y solo usando su mano derecha, Jackson llega hasta la parte plana donde me tire hace un momento. Me muerdo la lengua para no gritar cuando me levante, muevo mis piernas lo mas veloz que puedo, llego hasta donde hay un tanque, sin mas lugar donde esconderme, me pongo detrás de el. Escucho que no solo Jackson ha subido, otro compañero de el, viene detrás. Cierro los ojos y me sigo presionando el brazo mientras los pasos se acercan. Mi respiración se acelera con cada paso, me encontrará, lo peor es que no se que decirle, como explicarle. Me guardo la pistola y la navaja, por si tengo que correr, lo que creo que no serviría.

-sabes algo de ella?-. Pregunta su compañero.
-enserio?-. Se detienen los pasos.
-que?-.
-me preguntas sobre ella en un servicio?-. Se guarda la pistola.
-solo quería saber, amigo, tu eres muy inteligente, no dejes que esa chica te hunda-. Le aconseja.
-por mas inteligente que seas, cuando estas enamorado...eres el más idiota del mundo-. Suspira.
-te enamoraste de Lawrence? Por Dios, que pasa contigo?-. También se guarda la pistola.
-no lose, lo peor es que despues de todo, la quiero de vuelta y me siento patético y siento qué es mejor odiarla, pero es tan raramente increíble, que lo es todo.
-que cruel-. Se ríe después de hablar, le pasa una mano por el hombro y regresan al callejón.

Tengo que caminar sobre los edificios encontrando otro callejón. Pero por suerte no es necesario. En uno de los edificios, las escaleras están por fuera, así que bajo con cuidado de que los dueños de los departamentos

no me vean. Camino de vuelta a la vecindad. Entro a mi apartamento. Entro al baño y mojo mis manos en el lavabo, quito la sangre que se ha secado entre mis dedos, lavo también la navaja. Luego tomo papel y me quito con cuidado la chamarra. Me quito la camisa y recojo

mi cabello para que no caiga en la herida. Me reviso frente al espejo; al parecer la

bala me roso solamente; pero tengo un dolor tremendo que me es imposible moverla bien. Limpio la sangre y saco las gasas y la venda que compre de regreso.

Me coloco una gasa encima y luego la venda esperando que sea suficiente. Ya son tres a los que he vencido; se que Gustavo ya no piensa que será fácil matarme, ahora tendrá cuidado. Pero aunque no sea fácil matarme, tampoco es fácil

sobrevivir. Cada vez me lo pone más difícil. Segundos. Horas. Días. Corren como si no importara nada.

Guardo la segunda pistola en mi cajon, bajo toda mi ropa. El celular suena diciéndome que Jackson quiere hablar conmigo, pero le quito el sonido y lo dejo bajo la almohada, ignorándolo, ignorando mi dolor, ignorando su dolor.

Cada vez que salgo con Elías, es como sentirme viva otra vez; él me hace olvidar el dolor de mi alma, pero eso me hace egoísta, busco a Elías para que me haga olvidar,

olvidando también que tal vez yo estaré feliz en ese momento, pero Jackson no.

Judith me ha dicho que no hay nada raro; que nadie visita a Jackson; que sale de su apartamento a trabajar, pero que su aspecto, no es bueno. Me dice que cuando

regresa, trae consigo botellas de licor; Judith me lo describe de la manera más sensible para que yo no me preocupe, pero yo me imagino todo lo que dice de otra manera; se que está sufriendo. Y no puedo ayudarlo. Hay cosas que no puedes ocultar, como los sentimientos o cosas como, el pasado, no puedes ocultar quien eres, o quien fuiste, puedes olvidar muchas cosas, pero el pasado, es una marca. Pero creo que soy experta en mascaras. Imito una cara de alegría, aunque duela.

Gustavo no me ha molestando, no eh visto sus camionetas rondar por aquí.

Tampoco he visto en las noticias que lo hayan atrapado. Se está escondiendo.

Pasara un tiempo en lo que el regresa. Sé que esperara a que los oficiales no se

acuerden de a quien perseguían. Pero temo que cuando regrese, traiga consigo ya un plan estructurado para matarme. El es la razón de no olvidar mi navaja, abro bien los ojos cuando camino por la calle, no quiero que me sorprenda; pienso arruinarle sus planes como lo he estado haciendo. Elías continúa siendo mi

maestro de manejo. Es demasiado paciente conmigo. El es muy importante en mi

vida, es un gran amigo; pero creo que estoy viendo su amistad de otro modo, no

quiero confundirme; pero también pienso que él es una puerta para liberarme de

los recuerdos de Jackson. Cada minuto que paso con él, me acostumbro a su presencia. Un mes entero a su lado. Sin saber nada de Jackson. Comienzo a olvidar

su aroma para recordar el de Elías. No recuerdo bien su voz, porque la de Elías ya

vive en mi mente. Su rostro lo tengo presente, pero es como si ya no estuviera en mi vida. Así que es momento de pasar página. Elías me acompaña a mi "casa" después de haber caminado unos minutos por

central park. Nos sentamos en las escaleras. Toma mi mano y comienza a jugar con

mis dedos. Lo miro, me gusta su perfil. Es un chico muy guapo. Y me dan cosquilleos en el estomago cada vez que me mira. El nota que lo veo y deja mis dedos quietos. Me mira y me estremezco. No puedo evitarlo. Y lo beso.

Acaricia mi mejilla y se inclina para aceptar y seguir con el beso. Mi corazón me

palpita y un recuerdo de los besos de Jackson se me mete a la cabeza. Abro los ojos

y respiro. Elías frunce el ceño confundido. Recargo mi frente en su mejilla y el

coloca su mano en mi nuca. Pasan unos minutos y yo sigo callada.

- ¿puedo preguntar que fue eso?-. Dice sin dejar de acariciar mi cuello.

-un beso-. Suelto una risa tonta pero luego la borro.
-Sí, pero ¿por qué?-. Continua.

-no lose, quise hacerlo-. Respiro profundo.

-Lo harías de nuevo?-. Me pide. Me incorporo y lo veo a los ojos.

Me acerco y beso su mejilla; luego me levanto y abro la puerta. Entro dejándolo

afuera. Me resbalo por la puerta. <No lo lastimes> me digo a mi misma. Usarlo

como medicina para la amnesia, no es justo.

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora