Capítulo 8

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Pasa una semana y el no me dice nada. Le he preguntado sobre las huellas y me contesta que esa investigación se atraso, que la dejaran para después porque hay más cosas, se juntan los asaltos, así que no han tenido tiempo de buscar las huellas.
Que tienen como prioridad otras cosas; por un lado me siento bien, pero, cuando


terminen el trabajo, no perderán mas el tiempo y sabrán todo, sabrán que dispare yo el arma. Aunque me sorprende, qué mis atacantes, no quieran hablar, no se porque no me delatan, serán ordenes de Gustavo, o no se, pero no hablaran.

Cuento el dinero casi todos los días, busco departamentos que no estén tan caros, encontré varios, están retirados de este edificio, lo que me da consuelo, no son muy caros pero aun no tengo el dinero, tengo para asegurar el pago de un mes, pero necesito asegurar al menos dos meses, con el pago de otra semana lo juntare, pero tal vez ya sea tarde.

Suena el teléfono que me dio Jackson, (el cual no quería aceptar, pero insistió), corro desde la lavandería para contestar, al levantarlo y aceptar la llamada, Jackson comienza a hablar.

-oye, ¿tienes algún plan para esta noche?-. Me es extraña su pregunta.


-No, ¿por qué?-. suspiro. Hace tiempo que no hablamos mucho, que no nos miramos a la cara, ya había perdido la esperanza de volver a hablar bien con el, pensé qué había perdido total interés en mi, y esta pregunta, me devuelve la vida.


-es tu cumpleaños ¿no? Te invito a cenar-. Me paralizo en un segundo, siento


cosquilleo en mi estomago, asiento con un sonido en la garganta y luego cuelgo.

Recuerdo que el mejor regalo qué pude resivir cuando cumplí los 18, es cuando Maria me dio la noticia, de que pasando seis meses, yo seria libre, no lo dijo con esas palabras, pero yo lo escuche así, no había mejor regalo en el mundo, hasta ahora, volver a mirarlo a la cara, es mejor qué la libertad que me brindo el orfanato hace seis meses.

Tocan a la puerta y camino a ella algo distraída.

-Hola-. Dice la voz chillona de Judith. Una vecina de Elias, que es buena amiga de Jackson, ella es algo bajita, ojos marrones y cabello rubio, muy dorado, es muy guapa, me da un poco de envidia qué tenga a Elias frente a su departamento. Pero se qué no se gustan, espero.

-Hola-. Sonrío un poco.


- ¿tienes vasos desechables?-. Pregunta con una sonrisita.


-No-. Presiono la boca.


-bueno, gracias nos vemos-. Gira para marcharse.


-Judith-. La detengo con su nombre, ella se gira y se acerca de nuevo.


- ¿qué pasa?-. Levanta las cejas y sonríe, hace una cara que da risa, pero no me rio.
-tú eres muy femenina ¿no?-. Junto las cejas.


- ¿qué?-. Suelta una risilla.


- crees que puedas hacerme ver, no sé, ¿linda?-. Sueno como estúpida, pero ella es


la única que sabe de maquillajes y ropa linda. Ella sonríe y asiente con la cabeza.

Ella se marcha para buscar todo lo necesario, me ordena qué me de un baño, después de unos minutos, regresa con una caja, la dejo entrar después de darme el baño ordenado; abre la caja y


extiende un vestido negro con poco blanco en los hombros y en la cintura, suelta unos tacones altos y negros, aun lado del vestido.

- ¿me pondré eso? Señalo con la mano.


-si te queda, si-. Hago una mueca de desaprobación; no puedo imaginar cómo me


voy a ver en eso.

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora