Capítulo 28

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Tomo con fuerza el arma y me incorporo rápidamente, fijo la pistola y disparo al hombre vestido de negro detrás del tanque; este se desvanece y su cuerpo se quede sin vida. Me inclino rápidamente, ya que el segundo me dispara sin perderme de vista, me giro por el techo hasta la esquina, donde puedo tenerlo más de frente; me levanto disparando, asegurando a verle dado en la frente, su cuerpo se desvanece hasta la calle; la gente corre sin saber de quién huyen en realidad.


Regreso a mi posición para enfocar de nuevo a Gustavo, pero se me pierde entre la


gente que está corriendo ya que escucharon el tiroteo, los tres hombres corren detrás protegiendo su espalda. Jackson corre tras ellos. Logra alcanzar a uno de los tres hombres, pero este le da un golpe en el estomago para que lo suelte, Jackson cede unos segundos, pero se incorpora y lo empieza a golpear, el otro hombre, toma un cuchillo de una de las mesas y se va sobre de él, enfoco su rostro y disparo antes de que le clave el cuchillo. Jackson me ve, pero luego vuelve a corre tras Gustavo. Intento seguirlo con la mirada pero prefiero girarme para corre y salir del edificio y buscar a Jackson. Pero me topo con cinco hombres que llegan al techo; dos armados con pistolas y


los otros tres con navajas en mano. Sin pensarlo, disparo a los que traen las pistolas, quitándoles la oportunidad de dispararme antes. Uno de los sobrantes me lanza un cuchillo el cual me roza por la pierna derecha desgarrando mi pantalón.

-no eres bueno para esto-. Grito y saco de mi bota la navaja, la tomo por el mango y la lanzo clavándola en su


pierna, se tira al suelo gritando. Uno de ellos corre hacia mí, esquivo la navaja que casi entra en mi abdomen, me giro y con mi codo lo noqueo. El otro aprovecha mi distraccion y me toma por el cuello, con fuerza me gira y me lanza, mi cuerpo se estampa con el frío material del techo, al estar en el suelo me pongo en una pierna y levanto el arma, disparo acabando con él. Antes de correr, termino con los gritos del hombre al que le lance la navaja a la pierna. Tomo mi navaja y corro escaleras abajo.


Al estar en la calle, me tomo un respiro antes de volver a avanzar. Corro al carro de


Héctor, pero no está ni Bruce ni Judith.

-Mierda-. Golpeo la llanta del carro con mi pie.

Camino por toda la calle, intentando no llamar la atención, ¿pero cómo lo evito? si tengo en mis manos una pistola más grande que mi brazo. Sigo avanzando sin


saber en dónde buscar. Cruzo la calle con los ojos de la gente en mí. Cuando voy a la mitad, las camionetas negras aparecen de la nada. Son cuatro. Detengo el paso, pues entre las cuatro camionetas me encierran. Me he quedado sin salida. Levanto el arma y apunto a los que van bajando. Son muchos. No matare ni tres, cuando ellos me comiemcen a disparar. La gente hecha a correr. Unos cuantos miran la escena.


Gustavo se baja de una de las camionetas. Apunto a su cara. Este sonríe y sacude la cabeza. Un hombre detrás de mí, me desarma pegándome en la pierna. No se percata que tengo una pistola en mi espalda y una navaja en la bota. Me quedo en el suelo mantenido el equilibrio con mi mano. Llevo mis ojos hasta los de Gustavo.


Estamos en medio de la calle y le da igual si lo presan de nuevo. Me matara y eso le


importa. Me levanto y sin dejar de verlo endurezco el rostro. Me doy cuenta que eso de convencer a Jackson para que se le uniera, era solo un plan para emboscarme.


Estúpida.

-hazlo-. Lo miro con desdén.

Gustavo levanta la pistola y coloca delante de mi frente el cañón. Le sonrió para que note que me da igual si dispara. Activa la pistola y aprieto la quijada calmando

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora